Cómo vencer a los gigantes
1 Samuel 17.31-52
La muy conocida historia de David y Goliat enseña a los creyentes que los obstáculos en nuestra vida no son más grandes que nuestro Dios.
Nuestro Goliat puede ser una situación angustiosa, pero debemos entender que el Señor es soberano sobre todo en el cielo y en la Tierra, y que tiene el poder para darnos la victoria.
David tenía una confianza imperturbable porque sus experiencias habían demostrado que Dios era fiel. El joven pastor de ovejas recordó cómo el Señor le dio la victoria en dos ocasiones distintas, cuando un león y un oso amenazaron su rebaño (1 S 17.37).
Nuestra fe se fortalece de manera semejante cuando recordamos la ayuda de Dios en nuestra vida, y al leer acerca de su fidelidad en la Biblia.
Por eso es útil llevar un registro de la fidelidad de Dios. Para que cuando enfrentemos alguna prueba, podamos leer lo que hemos escrito, y así fortalecernos, con la seguridad de que Dios ha demostrado ser digno de confianza en el pasado.
Confiar en el Señor nos da la valentía para enfrentar nuestros gigantes. Armados así, podemos responder a los desafíos basándonos en tres verdades importantes:
•Quién es Cristo en nosotros —nuestro Salvador y Proveedor.
•Quiénes somos nosotros en Cristo —hijos adoptivos de Dios, seguros por la eternidad, y con la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida.
•Lo que tenemos en Cristo: la promesa de acceso directo al Todopoderoso.
En vez de fijar nuestra atención en el obstáculo, comencemos a enfocarnos en la grandeza de nuestro Dios. Si confiamos en Él y le obedecemos, su Espíritu nos equipará para enfrentar el problema, y nuestra fe lo glorificará.
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