lunes, 25 de agosto de 2025
La manera de no entrar al cielo
Juan 3.1-17
Si se le pregunta: “¿Por qué cree usted que entrará al cielo?”, la mayoría de las personas responderán que la razón para ser aceptadas por Dios es porque:
(a) son bastante buenas.
(b) no han hecho nada realmente malo; por tanto, no merecen ser condenadas.
Esto es una falacia teológica predominante en nuestro mundo de hoy.
En realidad, no importa qué clase de persona sea usted, lo importante es la sencilla verdad de la Palabra de Dios. La idea equivocada de que podemos ganar la salvación, tiene consecuencias desastrosas. Para empezar, si usted pudiera entrar al cielo basándose en sus méritos terrenales, la muerte de Jesús en el Calvario habría sido totalmente innecesaria.
Y si ese fuera el caso, resultaría que Dios Padre cometió un error terrible al enviar a su Hijo a una muerte cruel. Y además, si la salvación fuera posible aparte de Jesucristo, entonces usted podría tener una relación personal con Dios dejando igualmente de lado a Jesucristo.
No debemos desfigurar el gran amor que Dios nos tiene, utilizando una teología incorrecta. Somos perdonados únicamente por el increíble sacrificio de Jesucristo, que procede de un amor incondicional.
Es importante conocer bien la Biblia para reconocer la enseñanza falsa. Muchas personas van a iglesias que dicen: “Dios ama a todo el mundo, y por eso usted estará bien con Él si hace las cosas lo mejor que puede”. Si ese fuera el caso, la muerte de Cristo habría sido una equivocación.
jueves, 31 de julio de 2025
Un momento para demostrar valentía
Josué 1.5-7
Aun antes de que los israelitas se pusieran en marcha para conquistar la Tierra Prometida, el Señor sabía todo lo que experimentarían, incluyendo la victoria nada convencional en Jericó, la derrota en Hai, y el engaño de los gabaonitas (Jos 6—9). Y también le dio una orden y una promesa a Josué, a quien Él había elegido como líder del pueblo. Dios sabe también qué deparará el futuro a los creyentes de hoy, y sus palabras se siguen aplicando a todos los que caminan con Él.
La orden: “Esfuérzate y sé valiente” (1.6, 7, 9). Son muchas las cosas de esta vida que amenazan con prevalecer sobre el corazón y la mente que temen a Dios. Los adversarios nos asaltan en nuestros lugares de trabajo, en nuestros vecindarios e incluso en nuestros hogares. Muchas veces tenemos la ocasión de preguntarnos si estamos tomando una buena decisión o siguiendo el modo más prudente de proceder. Al igual que los israelitas, enfrentamos batallas, enemigos y pruebas. Sin embargo, Dios nos dice que nos esforcemos y seamos valientes cuando enfrentemos el futuro.
La promesa: “Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (v. 5). Sin su promesa, la orden del Señor sería imposible de obedecer. Nos apoyamos, no en nuestras propias fuerzas y firmeza, sino en el poder inmutable de Dios. Podemos apropiarnos de la presencia y la guía de Él.
El escritor del Salmo 118 confiaba en la orden y en la promesa de Josué, capitulo 1. “Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (v. 6). Nadie puede quitarnos el amor que Dios nos tiene, ni nuestra salvación, ni nuestro derecho de morar fielmente con Él por toda la eternidad.
martes, 29 de julio de 2025
El propósito de Dios en nuestras dificultades
Romanos 8.28-29
Si pudiéramos elegir el número de dificultades que quisiéramos enfrentar en la vida, la mayoría de nosotros elegiríamos el cero. Pero Dios ve que los tiempos de dificultad tienen gran valor y los utiliza para llevar a cabo sus planes.
Uno de los propósitos que tiene Dios para nosotros, es hacer que nuestra relación con Él crezca. El Señor sabe que nos es difícil ponerlo a Él primero, muchos de nosotros damos más prioridad a la familia y a los amigos. Para otros, el dinero, el trabajo e incluso los placeres, son un obstáculo. Cuando el Señor ve que nuestra atención se está desviando de Él, puede usar las dificultades para que le demos el lugar debido.
Otra razón por la que Dios permite las dificultades, es para conformarnos a la imagen de Jesús. El dolor es una herramienta que saca a la superficie nuestra carnalidad, lo utiliza también para zarandearnos, moldearnos y podarnos. El proceso de santificación —de crear un carácter como el de Cristo en nuestras vidas— comienza en el momento de la salvación y terminará con nuestro último aliento.
Un tercer propósito es revelar nuestras verdaderas convicciones. Nuestra fe es probada en los tiempos difíciles. Es fácil decir: “Dios es bueno” cuando las cosas están tranquilas. Pero cuando todo se frustra, ¿revelan nuestras palabras y acciones una actitud de confianza?
El rey David soportó el desmoronamiento de su familia, ataques personales y la traición de algunos de sus seres queridos. Pero, gracias a esas pruebas, adquirió una fe más fuerte y un carácter más piadoso. ¿Dejará que el Señor utilice su situación actual para lograr los buenos propósitos que Él tiene para usted?
jueves, 12 de septiembre de 2024
Los pasos de obediencia
Juan 14.3, 15-17
Cuando estudiábamos ayer la necesidad de aumentar nuestra confianza en Dios, fuimos desafiados a hacer de la espera en Él parte de nuestra vida cotidiana.
Hoy veremos tres cualidades más que son esenciales.
Meditar. Si queremos saber qué piensa Dios, tenemos que meditar en su Palabra. No tenemos necesidad de buscar los versículos bíblicos “correctos” para poder conocer la voluntad del Señor. Él tiene el poder para darnos dirección mediante cualquier pasaje. A nosotros nos corresponde buscar conocimiento por medio de la Palabra, durante un período de tiempo prolongado.
Escuchar. Aprenda a escuchar el silencioso impulso del Espíritu Santo, quien es nuestro Ayudador. La Palabra de Dios es el principal recurso que utiliza el Espíritu Santo. Si estamos estudiando un pasaje de la Biblia, Él nos iluminará la mente para que podamos comprender la manera en que nos está dirigiendo. O traerá a nuestra memoria un pasaje para ayudarnos a entender cómo se aplica a nuestra situación.
Ir. La lección final que debemos aprender acerca de la obediencia es que a veces debemos ir, aunque el camino no sea claro.
Abraham es un buen ejemplo de esto. Dios le dijo que se marchara de su tierra, pero no le especificó el destino.
Abraham obedeció por fe (He 11.8). Podemos obedecer sin tener que saberlo todo, porque Dios se hace responsable de las consecuencias.
Nuestra única responsabilidad es obedecer. ¡Esa es una buena noticia!
Al llegar al final de nuestra lección, ¿de qué aspecto le está pidiendo Dios que se ocupe primero: confiar, esperar, meditar, escuchar o ir?
martes, 24 de febrero de 2015
Devocional
Lectura 24 de Febrero -
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho."
Juan 15: 7.
Noten bien que debemos oír hablar a Jesús, si esperamos que Él nos oiga hablar. Si no tenemos un oído para Cristo, Él no tendrá un oído para nosotros. En la proporción en que oigamos, seremos oídos. Además, todo lo que oigamos, ha de permanecer, ha de vivir en nosotros, y ha de permanecer en nuestro carácter como una fuerza y un poder. Hemos de recibir las verdades que Jesús enseñó, los preceptos que promulgó, y los movimientos de Su Espíritu dentro de nosotros; de lo contrario, no tendremos poder ante el propiciatorio. Si recibiéramos las palabras de nuestro Señor, y permanecieran en nosotros, ¡qué campo ilimitado de privilegio sería abierto para nosotros! Nuestra voluntad se cumplirá a través de la oración, debido a que ya hemos sometido nuestra voluntad al mandamiento del Señor. De esta manera son entrenados los ' Elías' para manejar las llaves del cielo, y cerrar o abrir las nubes. Un hombre así tiene el valor de mil cristianos comunes. ¿Deseamos humildemente ser intercesores en favor de la iglesia y del mundo, y como Lutero, ser capaces de recibir del Señor lo que queramos? Entonces debemos inclinar nuestro oído a la voz del Bienamado, y atesorar Sus palabras, y obedecerlas cuidadosamente. Quien quiera orar eficazmente, ha de"oír atentamente" .
martes, 3 de febrero de 2015
Devocional
Lectura 3 de Febrero -
"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Romanos 8: 32.
En su forma esta no es una promesa, pero lo es de hecho. En verdad, es más que una promesa, pues es un conglomerado de promesas. Es un conjunto de rubíes, y esmeraldas, y diamantes con una pepita de oro por montura. Es una pregunta que no puede ser respondida nunca negativamente, como para que nos cause ansiedad de corazón. ¿Qué cosa podría negarnos el Señor después de darnos a Jesús? Si necesitáramos todas las cosas del cielo y de la tierra, Él nos las concedería: pues si hubiese habido algún límite en algún punto, no habría entregado a Su propio Hijo. ¿Qué necesito hoy? Sólo tengo que pedirlo. Puedo buscar con denuedo, pero no como si tuviese que ejercer presión para obtener por la fuerza un don involuntario de la mano del Señor; pues Él dará gratuitamente . Por Su propia voluntad, Él nos dio a Su propio Hijo. Ciertamente nadie le habría propuesto ese don a Él. Nadie se habría aventurado a pedirlo. Habría sido demasiado presuntuoso.
Él dio libremente a Su Unigénito; y, ¿no puedes confiar en tu Padre celestial para que te dé cualquier cosa? ¿para que te lo dé todo?
¿Tu pobre oración no tendría fuerza con el Omnipotente si se requiriera de fuerza? pero Su amor, como un manantial, brota espontáneamente y se desborda para la satisfacción de todas tus necesidades. Por ello, ora a tu Dios y el responderá.