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martes, 10 de mayo de 2022

CRISTO REFLEJADO EN NOSOTROS

 


CRISTO REFLEJADO EN NOSOTROS

Romanos 8:28, 29

El mercurio es un mineral que se usa para la fabricación de termómetros y espejos. Se cuenta que en la China tenían, hace años, un método bien simple para preparar el mercurio para los espejos. En la fundición donde lo trabajaban, un obrero con un cucharón especial iba sacando del caldero en el que hervía la materia prima, toda la espuma que flotaba en la superficie hasta que eliminaba toda la escoria que salía a flote. Si su imagen se reflejaba nítida como en un espejo, sabía entonces que el mercurio estaba listo para ser usado. Ahí apagaba el fuego.
Parece que Dios usa también este método al mirarnos desde arriba. Después de que hemos pasado por diversas pruebas y tribulaciones en el crisol de la vida, mira si la imagen de su Hijo se refleja nítida en nosotros. Si es así, es indicación de que "su tarea se está completando en nuestras vidas.

jueves, 5 de mayo de 2022

FORMA DE COMBATIR EL ERROR

 


FORMA DE COMBATIR EL ERROR

Cuando tengamos la tentación de atacar las supersticiones de la gente y las costumbres religiosas tan inútiles de muchos,
recordemos lo siguiente:
Si vemos por la calle a un perro hambriento y enflaquecido, pero que lleva en su boca un hueso sucio y viejo que encontró en un vertedero, no podremos convencerle de que lo suelte regañándole por buscar huesos entre la basura o razonándole que aquel hueso
sucio y viejo no tiene alimento que satisfaga su hambre. Si lo intentamos, y aún más pretendemos quitárselo por la fuerza, lo único que conseguiremos es que nos ladre y nos muerda.
No puede desechar aquel hueso, aunque sea viejo y sucio, porque es lo único que tiene. La única manera de quitárselo es echándole una chuleta fresca y apetitosa. El perro notará la
diferencia y él sólo abandonará el hueso.
Así ocurre con las supersticiones y costumbres religiosas equivocadas de los hombres. No les regañemos, ni les razonemos, ni intentemos quitárselas por la fuerza. Echémosles una buena chuleta del evangelio de Jesucristo, demostrémosles que a nosotros nos 
alimenta y sostiene y ellos solos abandonarán sus huesos sucios y viejos.

sábado, 30 de septiembre de 2017

El servidor José


El servidor José
Leer | Génesis 37.1-17
La historia de José es una de mis favoritas de la Biblia. Lo menciono con frecuencia porque hay mucho que aprender de este exitoso joven. Efectivamente, su juventud es una lección importante en sí misma, y el pasaje de hoy revela dos de sus cualidades de carácter que debemos tratar de emular.
Primero, demostró un espíritu de servicio a temprana edad. En cada conversación de José con su padre o con sus amos, él encarnaba la imagen misma del respeto y la disciplina. El joven nunca actuó en contra de quienes tenían autoridad sobre él; por el contrario, se afanaba continuamente por servir a los demás.
Vale la pena señalar que José tenía alrededor de 17 años de edad en Génesis 37. La adolescencia es un tiempo en que los jóvenes de cualquier época son propensos a la venganza y al egoísmo. Sin embargo, es claro que este joven fue enseñado desde temprana edad a servir a los demás.
Segundo, José entendió a edad temprana que Dios controlaba su vida. ¿De qué otra manera puede explicarse su incesante búsqueda de la excelencia? A pesar de todo lo que le sucedía, José recordaba las visiones divinas que el Padre celestial había puesto en su corazón en sus años de adolescencia (Gn 37.5-9). Estaba convencido de que había un plan para su vida, y de que, de alguna manera, en algún momento, Dios le revelaría cuál era.
Ya sea que usted tenga 17 ó 77 años de edad, las lecciones de la vida de José son valiosas. Nunca es demasiado tarde para aprender el arte de servir o de reconocer el plan perfecto de Dios. Mejor aun, nunca es demasiado tarde para ayudar a alguien a descubrir estas cosas.