Lectura 22 de Febrero -
"Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo."
1 Samuel: 17: 37.
Esta no es una promesa si consideráramos únicamente las palabras, pero lo es verdaderamente en cuanto a su sentido; pues David habló una palabra que el Señor endosó haciéndola verdadera. Él argumentaba, partiendo de pasadas liberaciones, que recibiría ayuda en algún nuevo peligro. En Jesús, todas las promesas son Sí y Amén para la gloria de Dios por medio de nosotros, y así los tratos anteriores del Señor con Su pueblo creyente, serán repetidos. Procedamos, entonces, a recordar las anteriores misericordias del Señor. Nosotros no podríamos haber esperado ser librados anteriormente por nuestra propia fuerza; pero el Señor nos liberó. ¿Acaso no nos salvará otra vez? Estamos seguros que lo hará. Así como David corrió para enfrentarse al enemigo, así lo haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está con nosotros, y ha dicho:"No te desampararé, ni te dejaré." ¿Por qué nos estremecemos? ¿Acaso fue un sueño el pasado? Piensen en el oso y en el león, ya muertos. ¿Quién este filisteo? Es cierto que no se trata del mismo filisteo, y tampoco es oso ni león; pero Dios sí es el mismo, y Su honor está tan involucrado en un caso como en el otro. Él no nos salvó de las bestias del bosque para permitir que un gigante nos mate. Tengamos mucho ánimo.
domingo, 22 de febrero de 2015
Devocional
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