martes, 24 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 24 de Febrero -  
"Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho."
Juan 15: 7.  

Noten bien que debemos oír hablar a Jesús, si esperamos que Él nos oiga hablar. Si no tenemos un oído para Cristo, Él no tendrá un oído para nosotros. En la proporción en que oigamos, seremos oídos.  Además, todo lo que oigamos, ha de permanecer, ha de vivir en nosotros, y ha de permanecer en nuestro carácter como una fuerza y un poder. Hemos de recibir las verdades que Jesús enseñó, los preceptos que promulgó, y los movimientos de Su Espíritu dentro de nosotros; de lo contrario, no tendremos poder ante el propiciatorio.  Si recibiéramos las palabras de nuestro Señor, y permanecieran en nosotros, ¡qué campo ilimitado de privilegio sería abierto para nosotros! Nuestra voluntad se cumplirá a través de la oración, debido a que ya hemos sometido nuestra voluntad al mandamiento del Señor. De esta manera son entrenados los ' Elías' para manejar las llaves del cielo, y cerrar o abrir las nubes. Un hombre así tiene el valor de mil cristianos comunes.  ¿Deseamos humildemente ser intercesores en favor de la iglesia y del mundo, y como Lutero, ser capaces de recibir del Señor lo que queramos? Entonces debemos inclinar nuestro oído a la voz del Bienamado, y atesorar Sus palabras, y obedecerlas cuidadosamente. Quien quiera orar eficazmente, ha de"oír atentamente" . 

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