jueves, 28 de agosto de 2025

La clave para escuchar

La clave para escuchar
Mateo 6.5-6

Imagine que usted está de pie en medio de un auditorio lleno de miles de personas. Si cada una de ellas hablara al mismo tiempo, lo más probable es que usted no podría distinguir una voz de otra.

Este mismo principio se aplica a la oración. En nuestra vida cotidiana, estamos rodeados por innumerables voces que demandan nuestra atención: la de nuestros hijos, familiares, amistades y empleadores. Con todas estas personas tratando de ganar nuestra atención, no es de extrañar que la voz de Dios parezca, a veces, silenciosa o distante.

La meditación eficaz requiere aislamiento. Si no hacemos un esfuerzo por escapar de nuestras exigencias diarias, al menos durante algunos momentos, nuestra capacidad de escuchar la voz de Dios se debilitará.

Nuestro Señor Jesucristo estaba muy consciente de esta necesidad de aislamiento. Al enseñar sobre la oración, dijo a sus discípulos que se encerraran en sus cuartos y hablaran en secreto con Dios. Sabía que eso era vital para tomarse un descanso de las presiones de la vida, para tener realmente comunión con el Padre celestial.

Pero el mundo moderno actúa en contra de esta necesidad. Los teléfonos celulares, el correo electrónico y otros avances tecnológicos nos han traído la bendición ­y la maldición­ de la comunicación y la interrupción constantes.

En algún momento hoy, apague la televisión, el teléfono celular y la computadora; simplemente escuche la voz de Dios. Acalle, entonces, sus pensamientos, y concéntrese en Él. Dios quiere renovarle por medio del tiempo que pase usted en su presencia.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Escuchar a Dios

Escuchar a Dios
2 Samuel 7.8-22

De todos los héroes de la Biblia, de pocos se habla con tanto respeto como del rey David. ¿Qué lo hizo tan especial? David se preguntó lo mismo (2 S 7.18). La mejor respuesta es, simplemente, que él era un hombre que escuchaba a Dios.

La rectitud no es posible, a menos que escuchemos al Padre celestial. Cuando lo hacemos, recibimos de Él guía, dirección, disciplina y aliento. Esto fue muy cierto en cuanto al pastor y rey David (Sal 63.1-8).

En los Salmos tenemos un hermoso cuadro de la vida de oración de David. Notemos cuatro cosas que David hacía cuando meditaba en Dios:

1. Examinaba su pasado. Aunque David había cometido pecados graves, esos tiempos difíciles le enseñaron a ser humilde. Mirar hacia atrás lo ayudaba a recordar la fidelidad de Dios.

2. Reflexionaba acerca del carácter del Señor. Cuando nos enfocamos en los atributos de Dios, crecemos en nuestra comprensión de quién es Él. Esto daba como resultado una relación más personal e interactiva.

3. David recordaba las promesas de Dios. Sabía que el Señor había dirigido siempre, y con gran éxito, sus pasos.

4. Hacía peticiones a su Padre celestial. Dios nunca tuvo en mente que nos defendiéramos en la vida solos. Él siempre está listo para actuar en beneficio nuestro.

Deténgase un momento y piense en cómo conversa usted típicamente con Dios. Si usted es el único que habla cuando ora, necesita hacer algunos ajustes. Así como el Señor le hablaba a David, Él tiene también muchas cosas que decirle a usted, si simplemente permite que le hable.

martes, 26 de agosto de 2025

Cómo reconocer la voz de Dios

Cómo reconocer la voz de Dios
Juan 10.27

Desde muy temprana edad, un bebé comienza a identificar las voces de sus padres y a distinguir sus voces de las de otras personas. Del mismo modo, Dios nos ha dado­ la capacidad de reconocer su voz. Con el tiempo, podemos aprender a discernir cuando Él nos habla por medio de su Palabra, sus respuestas a nuestras oraciones, y a identificar a los verdaderos creyentes.

Para identificar la voz de Dios, hágase estas preguntas:

•¿El mensaje es coherente con la Palabra de Dios? Al examinar la Sagrada Escritura, sabremos cómo rechazar la voz que nos dice que estamos condenados (Ro 8.1), y aceptar la verdad de que el Señor nos perdona.

•¿Lo que escuchamos contradice la lógica humana? Si es así, eso puede venir del Señor. Él nos dice que debemos poner la otra mejilla, amar a nuestros enemigos, y que los últimos serán los primeros.

•¿Las palabras de Dios discrepan de nuestros deseos carnales? Él quiere que tengamos un gozo santo, y por eso se niega a complacer nuestros deseos terrenales que están fuera de su plan.

•¿Sus palabras desafían nuestra fe? Dios quiere crear en nosotros una fe que profundice la relación que tenemos con Él.

•¿Requiere de valentía para obedecer a Dios? Cuando Él habla, normalmente es necesario que tomemos una decisión que exige un sacrificio o un cambio de dirección.

Jesús es el Buen Pastor (Jn 10.11), y Él promete que seremos capaces de distinguir su voz, para que podamos seguirlo. Él no quiere que escuchemos a “extraños”, porque entonces seríamos fácilmente extraviados (vv. 4, 5). ¿No quisiera usted dedicar tiempo a la Palabra de Dios, para que pueda conocer su voz?

lunes, 25 de agosto de 2025

Justificación verdadera

Justificación verdadera
Romanos 3.23-26

La muerte de Jesús fue fundamental para el plan de salvación de Dios. La Biblia nos dice que el Hijo del Hombre tuvo que ser levantado en una cruz, para que todos los que pongan su fe en Él como su Salvador personal, puedan ser salvos (Jn 3.14, 16) La cruz fue esencial para que fuéramos redimidos y tuviéramos una relación personal con Él por toda la eternidad.

Cada uno de nosotros ha violado la ley de Dios, y la justicia exige que suframos el castigo. Cuando trabajamos para el Señor y le servimos fielmente, queremos que Él sea justo recompensándonos. Pero ¿qué pasa cuando pecamos contra Él? Tenemos una deuda de pecado que hay que pagar, y porque Dios es perfecto y justo, Él no puede simplemente pasar por alto las transgresiones —hay que hacer expiación por ellas.

Para que podamos tener una relación personal con Dios, tiene que haber una manera para que el hombre, imperfecto y manchado por el pecado, pueda acercarse al Creador santo, perfecto. Por eso, el Padre celestial proveyó un sustituto: ­a su Hijo Jesucristo­ quien tomó sobre sí mismo nuestro castigo. Si aceptamos ese pago hecho a nuestro favor, Dios nos declara inocentes, reconciliándonos así con Él, para que podamos disfrutar de una relación correcta con el Señor para siempre (Ro 8.6, 10). No hay justificación aparte de la sangre de Jesucristo.

Ser justificado significa ser declarado “no más culpable”. Con su muerte en la cruz, Jesús pagó el precio por nuestra reconciliación. Por medio de su sangre, ahora somos santificados. Si aceptamos este regalo, disfrutaremos de la comunión con el Todopoderoso, ahora y por la eternidad.

La manera de no entrar al cielo

La manera de no entrar al cielo
Juan 3.1-17

Si se le pregunta: “¿Por qué cree usted que entrará al cielo?”, la mayoría de las personas responderán que la razón para ser aceptadas por Dios es porque: 
(a) son bastante buenas. 
(b) no han hecho nada realmente malo; por tanto, no merecen ser condenadas. 

Esto es una falacia teológica predominante en nuestro mundo de hoy.

En realidad, no importa qué clase de persona sea usted, lo importante es la sencilla verdad de la Palabra de Dios. La idea equivocada de que podemos ganar la salvación, tiene consecuencias desastrosas. Para empezar, si usted pudiera entrar al cielo basándose en sus méritos terrenales, la muerte de Jesús en el Calvario habría sido totalmente innecesaria.

Y si ese fuera el caso, resultaría que Dios Padre cometió un error terrible al enviar a su Hijo a una muerte cruel. Y además, si la salvación fuera posible aparte de Jesucristo, entonces usted podría tener una relación personal con Dios dejando igualmente de lado a Jesucristo.

No debemos desfigurar el gran amor que Dios nos tiene, utilizando una teología incorrecta. Somos perdonados únicamente por el increíble sacrificio de Jesucristo, que procede de un amor incondicional.

Es importante conocer bien la Biblia para reconocer la enseñanza falsa. Muchas personas van a iglesias que dicen: “Dios ama a todo el mundo, y por eso usted estará bien con Él si hace las cosas lo mejor que puede”. Si ese fuera el caso, la muerte de Cristo habría sido una equivocación.

jueves, 21 de agosto de 2025

¿Es suficiente la salvación?

¿Es suficiente la salvación?
Romanos 14.7-12

Hay personas que a pesar de haber puesto su fe en Jesús como Salvador personal de sus vidas, siguen viviendo en rebeldía contra Él. ¿Por qué dicen seguir al Hijo de Dios pero se niegan a servirle?

La respuesta es que la salvación es solamente el primer paso. El destino eterno de cualquier persona que recibe a Jesucristo está sellado para siempre —irá al cielo. Pero la salvación no garantiza una vida piadosa o fructífera aquí en la Tierra.

La voluntad del Padre celestial es que vivamos bajo el señorío de su Hijo. Eso significa que debemos someternos a Jesús como el único que está a cargo de nuestra vida. Las decisiones de cada día y el liderazgo de aquellos que están bajo nuestro cuidado, están en última instancia en las manos de Dios, no de nosotros; Cristo nos da guía y dirección. Aunque algunas veces cometeremos errores, tenemos que recordar que la gracia de Dios es para personas imperfectas.

El problema es que normalmente queremos darle a Dios dominio solamente sobre ciertos aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, muchos queremos que se aparte de nuestras finanzas, agendas y carreras. Pero, cuando nos encontramos en la cama de un hospital, ¿quiénes de nosotros le diría a Jesús que se desligara de nuestra salud? Por tanto, hágase esta pregunta: ¿Es Jesús el Señor de mi vida, o no?

La experiencia de salvación ocurre una sola vez, pero la vida cristiana continúa, porque el señorío de Jesucristo sigue. Habrá un momento cuando todo creyente deberá reconocer que el Hijo de Dios vino para más que salvarnos. Vino para ser el Dueño de nuestra vida, para nuestro bien y para su gloria.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Vestidos para la batalla

Vestidos para la batalla
Efesios 6.13-18

Es importante que cada mañana nos vistamos para enfrentar el clima o las actividades del día, y lo mismo es espiritualmente.

Dios nos ha dado, por su gracia, lo necesario para hacer frente a todas las dificultades. Primero, debemos ceñirnos con el cinturón de la verdad —de quiénes somos en Cristo— santos con el poder sobrenatural que nos da el Espíritu de Dios que está en nosotros.

Luego, cuando seamos tentados a vivir con ira, temor o insatisfacción, la coraza de justicia puede desviar esas “flechas”, dándonos el poder para responder de una manera agradable a Dios.

Tercero, el calzado de la paz nos ayuda a mantenernos de pie, plantados firmemente en la serena voluntad del Señor.

Después, la fe, que ofrece la protección de Cristo contra los dardos de Satanás, es comparada con un escudo del tamaño de una puerta. La fe es también lo que nos trajo la salvación, cuando nuestra vieja manera de pensar fue sustituida por otra diferente. Por consiguiente, con el yelmo de la salvación nos ponemos la mente de Cristo, que nos da discernimiento y sabiduría.

Y, por último, tomemos la espada del Espíritu para que podamos combatir las mentiras de Satanás con la verdad de la Palabra de Dios.

No podemos saber con exactitud lo que enfrentaremos cada día, pero la Biblia nos advierte que se está librando una batalla espiritual. No salga hasta que esté vestido para la lucha. Y antes de levantarse, permita que su primera oración incluya la aplicación, paso a paso, de la armadura de Dios.


El pecado de postergar las responsabilidades

El pecado de postergar las responsabilidades
Hechos 24.24-27

A algunas personas les gusta decir que “viven atrasados”. Según la Biblia, eso es imposible para los hijos de Dios, pues vivir postergando las responsabilidades puede ser una forma de esclavitud, y el Señor no nos creó para que estuviéramos esclavizados.

Posponer las obligaciones tiene varias causas frecuentes. La primera, es el intento de evitarse molestias. Muchas personas posponen tomar acción porque les inquietan las consecuencias. En el pasaje de hoy, Félix despidió a Pablo por temor a las palabras del apóstol en cuanto a la justicia, el dominio propio y el juicio.

A veces damos vueltas a la lectura de la Biblia y a la oración, porque tememos que Dios saque a relucir algo que necesitamos confrontar. Problemas como el orgullo, la falta de control o los sentimientos de culpa, pueden ser incómodos de enfrentar, pero evadirlos obstaculiza el plan de Dios para nosotros.

El segundo motivo para aplazar las cosas, es la duda en cuanto a uno mismo. Quienes no se consideran competentes para realizar una tarea pueden decidir no iniciarla. Relacionado con esto hay otro factor: el temor a cometer un error o de fallar en una actividad, puede hacer que atrasarla parezca preferible.

Vivir postergando las obligaciones no es cosa de broma, especialmente en el ámbito espiritual, ya que dar vueltas a una tarea dada por Dios es lo mismo que desobedecerlo. ¿Tiene usted la propensión a dejar las cosas para después? Identifique los aspectos problemáticos y los sentimientos que los acompañan. Luego reconozca su tendencia, y confíe en el poder de Dios para vencerla.


lunes, 18 de agosto de 2025

Una batalla invisible

Una batalla invisible
Efesios 6.10-12

Satanás sí existe, y nuestra destrozada sociedad es testigo de su realidad. Quienes lo ignoran, lo hacen por su cuenta y riesgo. Esto también es cierto para los cristianos, porque todos estamos en guerra contra él. La batalla espiritual es personal; Satanás crea con gran destreza ataques para cada persona. Aunque no puede robarle al creyente el Espíritu de Dios, si puede, y de hecho lo hace, molestarnos física, mental, emocional y espiritualmente. Cada ataque tiene el propósito de derrotar nuestro testimonio para que no podamos tener una vida victoriosa centrada en Cristo.

Nuestro enemigo no es omnisciente, pero sí astuto. Observa nuestras fortalezas y nuestras debilidades para determinar cómo atacarnos. Tan pronto como su presa se vuelve cómoda y lo que menos espera es tener problemas, el diablo acciona una trampa. Por ejemplo, puede tentar a un esposo para que tome una decisión financiera poco sabia, que enoje a la esposa y la haga sentir insegura. Pero el esposo no es su enemigo; él necesita el amor y el perdón de ella. El enemigo es siempre Satanás y su legión de demonios.

La primera regla de la batalla es conocer a nuestro enemigo, y gracias a las Sagradas Escrituras podemos hacer eso. La Biblia contiene también una garantía importante: “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Jn 4.4).

Las fuerzas unidas del infierno no pueden igualarse al poder sobrenatural que hay en un solo creyente. Tenemos a Cristo viviendo dentro de nosotros, el mismo Cristo que triunfó en la cruz y cuya victoria final sobre Satanás está profetizada en Apocalipsis. Por medio de Él, podemos vencer a Satanás.

domingo, 17 de agosto de 2025

Dar gracias en todo

Dar gracias en todo
Efesios 5.15-21

¿Por qué nos ordena Dios que le demos gracias, a pesar de las circunstancias? Esta idea desafía a la lógica humana. Pero por otro lado, el Señor raras veces confirma las reglas hechas por los hombres. Los principios de la Biblia son para propósitos específicos en la vida del cristiano. La gratitud nos mantiene conscientes de la presencia de Dios, lo cual cimenta nuestra confianza, y al final fortalece nuestro testimonio.

Debemos entender que la gratitud no se basa en las emociones ni es el resultado de alguna situación. Podemos estar agradecidos aun en medio de las pruebas, porque Dios ha prometido hacer que todas las cosas obren para nuestro bien (Ro 8.28). Eso significa que tiene un propósito en mente para cada prueba.

Nuestra responsabilidad es confiar en que Dios sacará algún bien de ella, y que nos hará saber su plan, lo que da mayor razón para darle gracias. Comprender lo que Él se propone renueva nuestras fuerzas para enfrentar las circunstancias difíciles. Expresar gratitud cambia nuestra actitud en cuanto a Dios, a nosotros mismos y a nuestras situaciones. La mayoría de las personas permiten que las heridas y las tensiones les creen un estado de ánimo pesimista, lo cual afecta negativamente cada aspecto de sus vidas. Pero los creyentes tienen el Espíritu Santo trabajando en su interior para darles valor y un caudal de agradecimiento.

Cuando demostramos agradecimiento en las circunstancias difíciles, los compañeros de trabajo, la familia y los amigos desearán tener la paz y energía que obtenemos al demostrar agradecimiento hacia Dios. Por eso, no importa por lo que esté usted pasando, siga adelante y desafíe la lógica alabando al Señor.

jueves, 14 de agosto de 2025

Un mandato difícil

Un mandato difícil
1 Tesalonisenses 5.16-18

Algunos versículos, como el de hoy, son más fáciles de memorizar que de practicar. Dar gracias es fácil, pero dar gracias en todo es una tarea casi imposible. La gratitud, a veces, parece fuera de lugar al considerar la intensidad del dolor o del malestar que estamos experimentando. Pero tenemos un Consolador que nos ayuda a practicar la gratitud en todas las situaciones.

El Espíritu Santo nos capacita para que hagamos lo que Dios pide, y nos enseña que el hábito de la gratitud es parte de su obra. El Salmo 92 (NTV) dice: "Es bueno dar gracias al SEÑOR, cantar alabanzas al Altísimo. Es bueno proclamar por la mañana tu amor inagotable y por la noche tu fidelidad," (vv. 1- 2). En otras palabras, debemos esperar y recordar constantemente su ayuda. Pero cuando los creyentes toman conciencia de situaciones dolorosas que no tienen una razón lógica para estar agradecidos, nuestro Consolador da la motivación y las palabras.

Dar gracias en medio del dolor no se produce ni espontáneamente ni aparte de la oración. El pasaje de hoy entrelaza las disciplinas del gozo, la oración y la acción de gracias ya que tanto el regocijo como la gratitud dependen de la comunicación regular con Dios. Una persona que no ora, se mantendrá demasiado abrumada por sus problemas. Hablar con el Señor obliga a los problemas a alejarse, para que puedan ser reemplazados por la paz.

¿Por qué nos dice el Señor que practiquemos la gratitud? Porque sabe que cuando nos enfocamos en su actividad en nuestra vida, nuestro espíritu es fortalecido, entonces nos regocijamos más, oramos con mayor fervor y aprendemos a dar gracias en todo.

miércoles, 13 de agosto de 2025

El gozo espiritual

El gozo espiritual
Hechos 16.16-34

Pablo escribió mucho acerca del gozo espiritual; él sabía que podía tenerse aun en las situaciones más desesperantes. Es así, porque el gozo se origina interiormente mediante el Espíritu Santo.

Pero los creyentes pueden perder su gozo por varias razones:

Por un enfoque equivocado. Pablo y Silas fueron capaces de alabar a Dios a pesar de su severa prueba, porque tenían su mirada puesta en Jesús.

Por la desobediencia. El pecado nos roba el gozo, porque nos separa del Señor. Si recibimos su perdón, y le obedecemos, el gozo volverá.

Por el remordimiento. Echamos fuera el gozo cuando seguimos sintiéndonos mal por pecados del pasado. Dios quiere que creamos que Él nos perdona (1 Jn 1.9). También desea que decidamos vivir en su gracia, y que sigamos adelante.

Por el temor. Muy a menudo, dejamos que las preocupaciones en cuanto al futuro condicionen nuestro estado de ánimo. Pero el Señor nos llama a vivir por fe, a que le pidamos que supla nuestras necesidades hoy, y a que le confiemos nuestro futuro.

Por el sufrimiento de alguien. La Biblia dice que debemos llorar con los que lloran (Ro 12.15), pero también ofrecerles la esperanza de la presencia, el gozo y la ayuda de Dios. Un espíritu abatido es un mal testimonio para dar esperanza (Sal 42.11).

Porque había pasado por el “fuego” de los azotes, de los rechazos y de los arrestos, el apóstol Pablo estaba calificado para decir que ese confiado gozo es posible para el creyente rendido. ¿Carece usted de gozo? Fije su mirada en el Salvador, y permita que el gozo de Él sea también el suyo.

martes, 12 de agosto de 2025

La fuerza positiva del gozo

La fuerza positiva del gozo
Juan 15.9-17

Jesús nos prometió su gozo, pero ese gozo se le escapa a muchos cristianos.

Hay ciertas cuestiones importantes que debemos entender en cuanto al gozo. Este regalo para cada creyente en Cristo tiene una fuente espiritual, el Espíritu Santo, y se produce internamente por medio de Él. Puesto que el gozo divino es sobrenatural, existe independientemente de nuestras circunstancias. En cambio, la felicidad se origina de causas externas, es terrenal por naturaleza, y aumenta o disminuye con el cambio de las circunstancias.

El gozo emanará del Espíritu Santo si…

Nos enfocamos en nuestra relación con Jesús. Gracias al Señor, nuestros pecados han sido perdonados, nuestros nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero, y le pertenecemos eternamente a Él. Nada podrá separarnos de Dios, ni ahora ni en la eternidad.

Vemos su obra transformadora en otros. Observa y se complace por lo que Dios está haciendo: rescatando a las personas de la esclavitud del pecado, y moldeándolas a la semejanza de su Hijo.

Servimos a aquellos a quienes Él nos envía. El cuidado obediente y amoroso de los demás trae gozo espiritual.

Meditamos en la Palabra de Dios. Por medio de ella, recibimos el derramamiento del Señor y de sus preciosas verdades sobre las cuales edificamos nuestras vidas.

El Espíritu Santo desea producir su gozo en usted. Aparte unos minutos para contemplar la maravilla de su nuevo nacimiento, compartir el gozo espiritual de alguien, servir como Dios le dirija, o recibir dirección de su Palabra. Revise después su barómetro emocional. ¿No está diciendo todavía ¡aleluya!?

Respuestas a la oración

Respuestas a la oración
2 Crónicas 20.14-25

“Mi jefe es intolerable, Señor. Te ruego que me ayudes a conseguir otro empleo”.

“Señor, esta espalda me está arruinando la vida. ¡Ten misericordia de mí, y sáname!”

Todos los cristianos estamos de acuerdo con que Dios responde las oraciones. Sin embargo, hay quienes dirían: “Él responde la mayoría de las oraciones, pero no las mías”. Un creyente puede clamar a Dios con fervor sin recibir lo que considera una respuesta satisfactoria. El problema no es la falta de disposición o la imposibilidad de Dios de responder, sino más bien la palabra “satisfactoria”. Si venimos a Dios con una idea preconcebida de cómo debe resolverse nuestro problema, es probable que pasemos por alto la solución perfecta que Él tiene.

Supongamos que el rey Josafat hubiera determinado que Dios sólo podía responder su oración dándole a su ejército más aguante para la batalla que se avecinaba. Habría convocado a un consejo de guerra y armado a sus soldados. Pero la solución de Dios era enviar a un coro para cantar alabanzas y salvar a Israel. Si el ejército israelita hubiera ido a combate, habrían perdido Jerusalén.

A veces, no nos gustan las soluciones de Dios. Deseamos vernos libres de las dificultades, en vez de orar por una dosis extra de gracia para soportarlas.

Es normal querer que el Señor lo arregle todo, sin requerir esfuerzo de nuestra parte. Pero nuestra disposición de obedecer es clave para que la oración tenga respuesta. Cuando Dios nos diga cómo resolver nuestro problema, debemos actuar tal como Él dice, o nunca estaremos satisfechos.

viernes, 8 de agosto de 2025

Cómo aprender a esperar

Cómo aprender a esperar
Salmo 25.20-21

¿Qué debemos pensar cuando Dios no da respuesta a una oración? Lo más probable es que nos hayamos preguntado eso en algún momento. Como seres humanos limitados por el tiempo, podemos encontrar muy frustrante el tic-tac del reloj.

Debemos entender que Dios no nos ve simplemente en el aquí y el ahora; Él considera todo el panorama al mismo tiempo: dónde hemos estado, dónde estamos ahora, y hacia dónde nos estamos dirigiendo. Sabe exactamente qué efecto tendrán en nuestras vidas cada pequeña decisión, acción o bendición.

¿Piensa usted que Dios quiere darle algo que pueda destruirle? ¡Por supuesto que no! Él sabe que lo que puede ser para usted una bendición más tarde, puede arruinar totalmente su vida ahora. Por esta razón, Él se demora, con el fin de darle el tiempo de prepararse para recibir esa bendición.

Aprender a esperar en Dios exige por lo menos tres cosas de nosotros: primero, ser sensibles a Él y alimentar nuestra relación con el Padre para que podamos escucharlo; segundo, confiar en su juicio y sabiduría; tercero, ser obedientes al Señor. Si tratamos de hacer que algo suceda por nosotros mismos después de que Dios nos ha dicho que esperemos, nos estaremos dirigiendo al desastre. El Señor bendice la espera obediente.

Dios trabaja de acuerdo con su omnisciencia, su omnipotencia y su amor. Nunca olvide que el Señor está activamente a su lado, aun cuando le niegue una petición. No significa que Él no está prestando atención a sus necesidades; significa que está especialmente pendiente de usted.

jueves, 7 de agosto de 2025

La gracia para esperar

La gracia para esperar
Salmo 62.1-2

No hay duda de que una de las cosas que menos nos gustan es esperar en fila. Llegamos a la cita del médico a tiempo o un poco antes, para no tener que esperar. Vamos al supermercado para comprar apenas unas cosas, y nos quedamos anclados en una fila interminable en la caja. Y todos hemos tenido la experiencia de esperar para usar un cajero automático del banco.

Cuando llevamos algo al Señor en oración, también traemos con nosotros nuestra impaciencia. Normalmente hacemos una petición, y esperamos la respuesta al instante. Si Dios no se pone en acción de inmediato, muchas personas comienzan a pensar: Bien, traté de orar, pero el Señor simplemente no hizo nada. En realidad, la oración no funciona.

¡Qué trágico! Comparemos esa actitud con la del rey David. Cuando él tenía apenas 16 años de edad, Dios envió al profeta Samuel a ungirlo como el rey. Pasarían dieciséis años más para que esa promesa se cumpliera. ¿Qué hizo David durante ese tiempo? ¿Se quejaba exigiéndole su reino? De ningún modo. David entendía que Dios era fiel. También sabía que su Padre celestial no solo era el Dios del quién y el qué, sino también del cuándo y el cómo. David quería tener el reinado solamente cuando el Señor estuviera dispuesto a dárselo. Por tanto, esperó.

¿Hay algo en su vida por lo cual le resulta difícil mantenerse paciente? ¿Esperará en el Señor como uno espera en el banco, o al igual que el rey David confiará en el tiempo de Dios? El Padre celestial conoce cada faceta de su situación, y su “demora” es, porque Él quiere, en realidad, lo mejor para usted.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Cómo sobrevivir a nuestra cultura

Cómo sobrevivir a nuestra cultura
1 Corintios 3.1-3

Cuando somos llamados a tener una nueva vida con Cristo, encontramos obstáculos. Uno de los más grandes es la cultura en la cual vivimos. Es posible que no reconozcamos el peligro en que estamos, hasta que caigamos. Demos una mirada a nuestro mundo.

Primero, es una cultura secular, lo cual significa que tiene poco interés en los asuntos espirituales o en la Biblia. Enseña a confiar en nosotros mismos y en las cosas que podemos ver, en vez de hacerlo en nuestro Dios trino.

Nuestro mundo es también materialista. Su interés principal es acumular cosas y tener riquezas, no en ocuparse de los demás y dar sacrificialmente. Trágicamente, muchas de las cosas que nuestra cultura valora están en oposición con la manera que Jesús nos llama a vivir. Cuando la Biblia contradice lo que la sociedad cree, no es raro que las personas menosprecien nuestro estilo de vida como estrecho y radical.

En muchos sentidos, nuestra sociedad es espiritualmente rebelde, ya que desafía tanto las leyes de Dios como las leyes de los hombres; la obediencia es considerada opcional. Un gran porcentaje de la población rechaza el criterio de Dios en cuanto a las relaciones sexuales y el matrimonio, porque han sido engañados al hacerles creer que pueden violar las leyes de Dios sin sufrir ninguna consecuencia.

Si no estamos alerta, podemos ser presa de las trampas del mundo. La clave para evitar sus lazos es la Palabra de Dios. Cuando estudiamos la Biblia, el Espíritu Santo identificará las mentiras en que estemos creyendo, y nos mostrará cómo podemos aplicar la verdad de las Sagradas Escrituras para ser libres.

martes, 5 de agosto de 2025

Creados para amarnos unos a otros

Creados para amarnos unos a otros
Juan 13.34-35

Jesús pasó su última noche antes de la crucifixión recordándole a los discípulos principios fundamentales. Cuando se arrodilló para lavar sus pies, les dio un nuevo mandamiento, de amarse unos a otros. Repetiría esta frase cinco veces (Jn 13.34, 35; 15.12, 17). Enfatizó el mandamiento porque sabía que no solo era fundamentalmente importante, sino además uno de los más difíciles de obedecer.

Lo natural es que pongamos nuestros propios intereses antes que las necesidades de los demás. Pero, dado que el viejo yo del creyente ha sido crucificado, el Espíritu de Dios puede vivir en y a través de toda persona. Dar de nosotros mismos a favor de alguien, armoniza con quienes somos en Cristo. De hecho, mostramos el amor de Dios cuando nos amamos unos a otros, especialmente a quienes son difíciles de amar.

Pablo recogió en sus cartas la insistencia de Jesús de “amaos los unos a los otros”, y habla de maneras específicas de cómo obedecerlo. Dijo que debemos recibirnos o aceptarnos unos a otros (Ro 15.7), sobrellevar mutuamente las cargas (Gá 6.2), y vivir en paz entre nosotros (1 Ts 5.13).

Al enseñar a las iglesias, Pablo se basaba en los mismos principios que Jesús enseñó: amor a Dios y amor de los unos a los otros. Eso es lo que significa ser una iglesia que honra el nombre de Dios, y que resulta atrayente para los no creyentes.

Puesto que el atributo más grande de Dios es su amor, su plan es utilizar a sus hijos para que atiendan las necesidades emocionales, materiales, físicas y espirituales que existen. Por eso, debemos llenar con el amor de Dios los corazones y las manos de aquellos que están en nuestra esfera de influencia.

Creados para amar a Dios

Creados para amar a Dios
Lucas 10.25-28

Los fariseos y los saduceos dedicaban mucho tiempo y esfuerzos para analizar la ley de Moisés, y para discutir sobre el valor de sus 613 normas. Pero el Señor Jesús fue al grano de la discusión al resumir la ley en dos principios clave: “Amarás al Señor con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Dt 6.5; Lv 19.34).

Aun antes de decirle a su pueblo que lo amara, Dios se identificó a sí mismo por medio de varios nombres que revelaban su carácter. Por ejemplo, Jehová se refiere a su ser y a ser fiel guardador del pacto, y Elohim se refiere a su poder infinito. Por medio de sus nombres, Dios estaba llamando la atención en cuanto a lo digno que era de ser amado por encima de todos y de todo, y también de su disposición de amarnos sin medida. Él nos hace promesas inquebrantables, y tiene el poder para cumplir cada una de ellas.

La Biblia no exagera el deseo de Dios de que sus hijos lo amen con todo su ser. Cuando Él se llama a sí mismo Dios celoso y exige nuestra devoción, está señalando nuestra absoluta necesidad de Él (Éx 20.5). Cualquier cosa que tenga más prioridad en nuestra vida, es un ídolo y, por tanto, nada debe ser más importante o más fundamental para nuestra existencia que Dios.

Fuimos creados para ser amados por Dios, y para amarlo a Él en reciprocidad. No adorarle con todo nuestro ser obstruye su propósito para con nosotros. El fiel Guardador del Pacto, que es infinito en poder, nos hizo para relacionarnos con Él, de modo que podamos conocerlo, servirle y honrarlo.

viernes, 1 de agosto de 2025

La fuente de la valentía

La fuente de la valentía
Josué 1.8-9

El mensaje de Josué, capítulo 1, es para todos los hijos de Dios. Los principios eternos de la Palabra de Dios son tan pertinentes para nosotros hoy como lo fueron para el antiguo pueblo hebreo. La orden del Señor de esforzarnos y ser valientes sigue estando vigente, ya que su promesa está con nosotros en todas las circunstancias. Además, sigue siendo cierto que la fe y la valentía se desarrollan en los creyentes que meditan con regularidad en la Palabra.

El temor, la antítesis de la valentía, nace de la desobediencia al Señor, de la falta de fe en Él, y de las dudas acerca de su voluntad o sus caminos. El peso y el inhibidor poder del temor pueden paralizar a una persona como los grilletes a un preso. Pero la Biblia contiene verdades, promesas y principios que rompen esas cadenas.

¿Ha notado usted alguna vez que enfocar la mente en la Palabra de Dios sosiega su espíritu? En ese silencio, la fe hace que el temor se esfume. Las revelaciones de Dios en cuanto a sí mismo en la Biblia son capaces de agudizar nuestra percepción en cuanto a todo lo que estemos enfrentando. Podemos ver la verdadera naturaleza de un asunto, que no es más grande que nuestro Dios. Como resultado, nos quitamos el peso de nuestras cargas y, en vez de eso, desarrollamos una confianza arraigada profundamente en la bondad y la soberanía de Dios. Esa es la definición de valentía.

La exhortación de Dios a Josué: “Esfuérzate y sé valiente” (Jos 1.9), es también para los creyentes de hoy. Al igual que los israelitas, luchamos contra enemigos poderosos. No ceda al temor, sino rompa su control con las poderosas palabras de la Biblia, y viva con confianza.