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domingo, 5 de marzo de 2023
sábado, 4 de marzo de 2023
domingo, 11 de abril de 2021
domingo, 4 de abril de 2021
lunes, 1 de marzo de 2021
miércoles, 11 de noviembre de 2020
martes, 10 de noviembre de 2020
martes, 11 de junio de 2019
Jesús, nuestro gran sumo sacerdote
Jesús, nuestro gran sumo sacerdote
Hebreos 4.14-16
¿Por qué algunas personas enfrentan los problemas de la vida con confianza y valentía, mientras que otras son atormentadas por la duda y el fracaso?
Una razón es que mucha gente tiene una idea equivocada de quién es Jesús. Lo conocemos como el Pan de Vida y el Agua de Vida, pero ¿cuántos de nosotros le conocemos como nuestro gran sumo sacerdote?
La Biblia nos dice que Jesús “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote” (He 2.17).
Y Hebreos 4.15 añade: “Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Esto significa que Jesús entra a nuestra vida y experimenta nuestros dolores, sufrimientos y sentimientos de culpa junto con nosotros.
¿Ha sido usted alguna vez rechazado a pesar de haberse esforzado al máximo, y haberse entregado por
completo?
Piense en esto: ¿Acaso ha sido alguien más rechazado que Jesucristo?
Él está personalmente familiarizado con esa clase de dolor. ¿Alguna vez un ser querido le dijo que no, le cerró la puerta y se marchó?
Usted pudiera preguntarse si Jesús sintió alguna vez un dolor así. Sí, lo sintió.
Su propio pueblo lo rechazó. ¿Entiende Cristo, el Inmaculado, nuestros sentimientos de culpa?
Sí. La Biblia dice que el Padre puso todos los pecados del mundo sobre Él. Jesús llevó la culpabilidad de toda la humanidad.
domingo, 9 de junio de 2019
El tesoro de David: Salmos 54, de Charles Spurgeon
SALMO 54
La monotonía es a menudo la muerte de la alabanza
congregacional. La providencia es variada, y por ello deberían serlo nuestros
cantos.
De los versículos 1 al 3, cuando la palabra Selah hace una
pausa, el Salmista suplica a Dios; y luego, en el resto del Salmo, poniendo a
un lado toda duda, canta un himno de triunfo gozoso. El vigor de la fe es la
muerte de la ansiedad y el nacimiento de la seguridad. C. H. S.
David, cuyo atrevimiento es bien conocido en otras cosas, no
se atreve a levantar sus manos, ni aun contra los enemigos de Dios, hasta que
primero las haya elevado en humilde súplica al Señor pidiendo ayuda. J. Dolben
Vers. 1. Oh Dios, sálvame. Tú eres mi Salvador; a mi
alrededor hay enemigos y los que colaboran con ellos. No tengo refugio. Todos
me rechazan y me niegan cobijo. Pero Tú, oh Dios, me das refugio y me librarás
de todos mis enemigos. C. H. S.
Vers. 2. Escucha mi oración, oh Dios. Ésta ha sido siempre la
defensa de los santos. En tanto que Dios tenga campos y aire libre, no podemos
ser encerrados en la tribulación. Todas las demás armas es posible que sean
inútiles, pero la oración siempre está disponible. Mas de qué sirve la oración
si Dios no la escucha? C. H. S.
Vers. 3. Porque
extranjeros se han levantado contra mí. Sería mejor que ellos se ocuparan
de sus propias cosas. C. H. S.
Y hombres violentos buscan mi vida. Los reyes generalmente
acuñan sus propios semblantes. C. H. S.
No han puesto a Dios delante de sí. No tienen consideración
para el derecho o la justicia, como si no supieran que hay Dios o no les
importara. David consideraba que el ateísmo se hallaba en el fondo de la enemistad
de los que le perseguían. Los hombres buenos son aborrecidos por causa de Dios,
y Ésta es una buena alegación a presentar contra ellos.
Selah. Basta ya de esto. C. H. S.
Vers. 4. “He aquí”
-dice David-: “He presentado un hecho cierto, bien conocido, demostrado con una
nueva prueba, digno de atención; la partícula he aquí contiene esta amplitud de
significado.” Hermann Venema
He aquí, Dios es el que me ayuda. David veía enemigos por
todas partes, y ahora con alegría mira al lado de sus defensores y ve a Uno
cuya ayuda es mejor que toda la ayuda de los hombres; se siente lleno de gozo al
reconocer a su divino Campeón, y grita: He aquí. No es Éste un tema para la
exaltación piadosa en todos los tiempos, el que el gran Dios nos proteja, a su
propio pueblo: “Qué importa el número y la violencia de nuestros enemigos
cuando El levanta el escudo de su omnipotencia para preservamos y la espada de
su poder para ayudarnos? Poco nos importan los desafíos del enemigo mientras
tenemos la defensa de Dios. C. H. S.
Hay más gozo en la presencia de Dios que pena al sentir la
tribulación, porque el pasaje “He aquí, Dios es el que me ayuda”, es más
consolador para David que no era gravosa para Él la aspereza de sus amigos y la
malicia de los extranjeros. David Dickson
El Señor está con los
que sostienen mi vida. Es una gran misericordia tener a algunos amigos,
pero mayor misericordia es ver que el Señor está en medio de ellos, porque,
como con las cifras, nuestros amigos cuentan como cero, en tanto que el Señor
se pone El mismo como la gran Unidad delante de ellos.
Vers. 6. De todo
corazón te ofreceré sacrificios. Espontáneamente te ofreceré ofrendas. Tan
cierto está de su liberación, que ofrece un voto anticipadamente. Su gratitud
rebosa y quiere llenar los altares de Dios de víctimas presentadas con alegría.
Cuanto más recibimos, más hemos entregar. Lo espontáneo de nuestros dones es un
gran elemento en su aceptación: “El Señor ama al dador alegre.” C. H. S
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martes, 9 de enero de 2018
Ante la puerta abierta
Ante la puerta abierta
Lo que ocupa el primer lugar en la mente de Dios es la salvación del hombre. Él espera que sus hijos tengamos esa misma mentalidad. Se nos ha encargado compartir el evangelio y discipular a otros. De manera que, debemos enfocarnos en su plan, no en nuestras preocupaciones terrenales (2 Ti 2.4).
Para llevar a cabo su plan, Dios abrirá puertas de servicio para cada uno de nosotros –—en la iglesia local, la comunidad, el lugar de trabajo, o el extranjero. Nuestra parte es estar atentos a las oportunidades, y dispuestos a tener un papel activo. La preparación espiritual incluye oración y un tiempo devocional diario, además de un buen testimonio a la vista de otros creyentes. Ya sea que Dios nos asigne tareas grandes o pequeñas, tenemos que estar en condiciones de aceptarlas. Cuando respondemos su llamado, descubrimos que Él nos ha equipado con todo lo que necesitamos (2 P 1.3).
La tarea más importante en el mundo que vivimos es colaborar con el plan redentor del Padre celestial: Él está rescatando personas del poder del pecado, adoptándolas en su familia, y convirtiendo a quienes fueron antes seres rebeldes y egocéntricos, en un reflejo de su hijo Jesucristo. Quienes somos beneficiarios de la obra salvadora de Dios tenemos la obligación de ayudar en su plan de rescatar a otros. Tenemos la responsabilidad de prepararnos y de obedecer sus instrucciones.
Dios ha preparado trabajo para cada uno de nosotros (Ef 2.10). ¿Cómo le está pidiendo el Señor que utilice sus dones espirituales y sus habilidades para llevar a cabo tales planes?
domingo, 27 de abril de 2014
viernes, 3 de mayo de 2013
jueves, 11 de abril de 2013
El predicador y la oración: LA PREDICACION DE LA LETRA VERSUS LA PREDICACION CRUCIFICADA
LA PREDICACION DE LA LETRA
VERSUS LA PREDICACION CRUCIFICADA
No creo que mis anhelos de avivamientos fueran ni de la mitad de fuertes de lo que deberían haber sido; y tampoco puedo entender que un pastor evite el estar en un continuo contacto ardiente con el Maestro y haciendo, de este modo, tanto daño a la Iglesia…
Edward Payson
Las más dulces gracias, por una ligera perversión, pueden llevar un muy amargo fruto. El sol da vida pero las insolaciones son mortales. Esto es, la predicación es para dar vida, pero puede matar. Y el predicador tiene las llaves; él puede cerrar tan bien como abrir.
Porque la predicación es la gran institución de Dios para la plantación y la maduración de la vida espiritual.
Cuando es correctamente ejecutada, sus beneficios son indecibles; pero cuando no, ningún mal puede excederle en sus resultados dañinos. Es un asunto fácil destruir el rebaño, si el pastor es imprevisor o el pastor es destruido; fácil capturar la ciudadela si el centinela se duerme o el alimento y el agua son envenenados…
Investido con tan favorables prerrogativas, expuesto a tan grandes males, implicando tan graves y múltiples responsabilidades, seria entonces una parodia en la astucia del diablo y un libelo en su carácter y reputación, si él no pusiera por obra sus principales influencias para adulterar al predicador y su predicación. En presencia de todo esto, la pregunta exclamatoria de Pablo es:
“Y para todo esto, ¿Quién es suficiente?” (2 Cor. 2:16).
Luego añade:
“Nuestra suficiencia es de Dios; el cual así mismo nos hizo ministros suficientes de un nuevo pacto; no de la letra, mas del Espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Cor. 3:4-6).
Así, el verdadero ministerio es influenciado, capacitado y hecho por Dios. Y es que el Espíritu de Dios es en el predicador un poder de unción; el fruto del Espíritu esta en su corazón. Su predicación da vida, como la resurrección da vida; ardiente como en el verano y fructífera, como en el otoño…
Esta clase de predicador que da vida es un hombre de Dios, cuya alma siempre está siguiendo diligentemente los requerimientos divinos; y en quien, por el poder del Espíritu de Dios, la carne y el mundo han sido crucificados, y su ministerio es semejante al generoso flujo de un rio caudaloso.
Por el contrario, la predicación que mata es una predicación no espiritual. Fuentes inferiores que no son de Dios le han dado energía y estímulo. Tampoco el Espíritu es evidente en el predicador ni en su predicación. Muchas clases de fuerzas pueden ser proyectadas y estimuladas por la predicación que mata, pero éstas no son espirituales: son fuerzas fingidas y magnetizadas.
Esta predicación que mata pertenece a la letra; puede ser bella y metódica; pero aún es la letra, la árida, dura letra, cáscara desnuda, vacía. La letra puede tener el germen de la vida en ella, pero no tiene el alimento suficiente para evocarla. Es cimiento de invierno, tan duro como el terreno de invierno; tan helada como el aire de invierno: no hay deshielo ni germinación para ella.
Puede incluso contener la verdad dentro de ella. Pero no es una verdad no vivificada por el Espíritu de Dios, que amortece tanto o más que el error; aunque se trate de la autentica verdad sin mezcla, sin el Espíritu, su sombra e influencia son mortales: su verdad, error, y su luz, tinieblas…
La predicación que mata es a menudo ortodoxa y dogmática, ¡Pues amamos la ortodoxia! Es el recto y claro corte de enseñanza de la Palabra de Dios; los trofeos obtenidos por la verdad en su conflicto en el error, los diques que la fe han levantado contra la honrada o descuidada inundación desoladora de creencias falsas o incredulidad. Pero la ortodoxia, clara y dura como el cristal, suspicaz y militante, no puede ser sino la letra bien arreglada, bien nombrada y bien aprendida: la letra que mata. Nada es tan mortal como una ortodoxia muerta, demasiado muerta para especular, demasiado muerta para pensar, para estudiar o para orar.
La predicación que mata puede tener conocimiento y alcance de principios, puede ser estudiada y crítica en gusto; iluminada por pensamientos filosóficos y trascendentales, examinada eruditamente como un abogado o para defender su caso. Y sin embargo, ser semejante al hielo homicida.
La predicación de la letra puede ser elocuente, esmaltada con poesía y la retorica, rociada con oración sazonada con la sensación y, no obstante, parecer a las hermosas flores que cubren el féretro de un cadáver. Bajo tal predicación, ¡Cuán amplia y total es la desolación! ¡Cuán profunda la muerte espiritual!
Esta predicación de la letra tiene que ver con la superficie y sombra de las cosas, y no con las cosas mismas. No penetra en la parte interior. No tiene profundo conocimiento interno, ni fuerte alcance de la vida escondida en la Palabra de Dios. Es verdad en apariencia, pero la apariencia es la cáscara, cáscara que tiene que ser rota y raspasada para obtener la almendra. Es una predicación sin unción, no sazonada ni oleada por el Espíritu.
Tal vez produzca lágrimas, lágrimas volátiles, como viento de verano sobre una montaña de nieve… quizás, cause sensación y ardor, pero será la emoción de un actor dramático.
Habría que preguntarse, entonces, de quien es la culpa de todo esto… ¡desde luego, no es de Dios! ¡La culpa está en el hombre! Más aún, ¡en el predicador! Este ha estado demasiado ocupado con su sermón, que no ha oído la canción de los serafines, ni ha visto la
visión de gloria, ni sentido el ímpetu de aquella sublime santidad, después de un absoluto abandono y desesperación, bajo la sensación de debilidad y de culpa; purgando e infamando por el carbón ardiendo del altar de Dios.
El predicador puede sentir desde el entusiasmo de su propio ardor pasajero, puede ser elocuente sobre su propia exégesis, ardiente en dar el producto de su cerebro; pero el brillo y centelleo serán tan estériles de vida como un campo sembrado de perlas… en alguna
parte, de todo inconsciente en sí mismo, algún don conductor espiritual ha atacado su ser interior y la corriente divina ha sido detenida, porque nunca ha sentido su completa bancarrota espiritual, su total impotencia; nunca ha aprendido a clamar con clamor inefable de desesperación, hasta que el poder de Dios y el fuego santo hayan descendido sobre él. La propia estima, perniciosa, ha difamado y violado el templo que debería haber sido mantenido sagrado para Dios.
Su ministerio puede atraer al pueblo hacia él, a la iglesia, a la forma y ceremonia; pero en verdad no atrae hacia Dios y no introduce a la dulce, santa, divina comunión, pero no edificada; agradada, pero no santificada. La vida es suprimida, hay un frio en el aire de verano; el estiércol es horneado. Finalmente, la cuidad de nuestro Dios viene a ser la cuidad de la muerte; la iglesia un cementerio, no un ejercito de batalla.
En efecto, el elemento del proceso de muerte esta detrás de las palabras, detrás del sermón, detrás de la ocasión, detrás del ademan, detrás de la acción. Y es que la predicación crucificada solamente puede venir de un hombre crucificado.
Un dato más: la predicación que mata es, sobre todo, predicación sin oración; mejor dicho; es oración profesional, que mata. Largas discursivas, secas y vacías suelen ser este tipo de oraciones en muchos púlpitos. Sin unción o corazón, ellas caen como un hielo
mortal sobre las gracias de adoración. Son oraciones que imparten muerte. Todo vestigio de devoción ha perecido bajo su aliento. Cuanto mas muertas son, mas largas se hacen.
Una suplica por la oración corta, viva, verdadera, nacida del corazón, oración por el Espíritu Santo directa, especifica, ardiente, simple, untuosa en el pulpito es, pues, el único antídoto contra la oración que mata. Y se necesita una escuela para enseñar a los
predicadores como orar, más que todas las escuelas teológicas juntas…
¡Alto! ¡Detengámonos y reflexionemos! ¿Dónde estamos? ¿Qué estamos haciendo?
¿Predicando para matar? ¿Acaso no deberíamos descartar para siempre la maldita predicación que mata y la predicación que mata, y hacerla una cosa real, la cosa más poderosa donada del Cielo a la Tierra, y traer los abiertos e inagotables tesoros de Dios para las necesidades y mendicidades del hombre?
Bosquejo Biblico de Samuel Vila: "Un Salmo de penitencia"
UN SALMO DE PENITENCIA
(Salmo 25)
1. Protección (vv. 1–5):a) Confianza (vv. 1–3): ¿A quién más podríamos ir?
b) Enseñanza (vv. 4, 5).
No busca ni pide por su propio camino, sino que viene como un niño.
2. Paciencia (vv. 6–10):
a) Gracia (vv. 6, 7): el amor eterno de Dios es digno de toda nuestra confianza.
b) Guía (vv. 8–10): aprendemos no sólo sus verdades, sino también sus caminos.
3. Plenitud (vv. 11–13):
a) Perdón (v. 11): la verdadera penitencia ruega el perdón de Dios para glorificar su nombre.
b) Paz (vv. 12, 13): aquel que pone su confianza en Dios nunca será confundido.
4. Compañía (vv. 14–16):
a) Revelación (v. 14): Dios revela los secretos de Su amor a Sus propios hijos.
b) Rescate (vv. 15, 16): es posible que Dios no nos libre siempre de las trampas que nos tienden, pero sí nos dará la liberación final.
5. Poder (vv. 21, 22): Él nos sacará triunfantes de cada prueba.
sábado, 30 de marzo de 2013
Ilustración: EL RELIGIOSO Y EL CARNICERO
EL RELIGIOSO Y EL CARNICERO
Hay una vieja narración que nos cuenta de un religioso muy “santo” que vivía en el desierto, ayunaba a menudo y había abrazado la más abnegada pobreza.
Mucha gente de los alrededores lo tenía por santo, y se decía que era el hombre que estaba más cerca de Dios.
Así parecía, puesto que este religioso se pasaba mucho tiempo en serena contemplación y diálogo con Dios.
Un día llegó a oídos del religioso lo que la gente decía de él, y picado por la curiosidad le preguntó a Dios:
Dime, Señor ¿es cierto lo que la gente dice de mí, que soy el hombre más santo y el que está más cerca de Ti?..
¿De veras quieres saberlo? ¿Por qué estás tan interesado? le preguntó Dios...
El religioso le contestó: No es la vanidad la que me mueve a preguntarte esto, sino el deseo de aprender. Si hay alguien más santo que yo, debo ser su discípulo para saber acercarme más a Ti...
Dios entonces le dijo:
"Muy bien, baja por el sur del desierto al pueblo más cercano y pregunta por el carnicero del pueblo, él es el más santo"…
El religioso se sorprendió mucho con la respuesta de Dios, pues en aquella época los carniceros gozaban de muy mala fama, pero obediente hizo lo que el Señor le indicó.
Llegó al pueblo y pudo observar a sus anchas al carnicero, y no encontró en él nada extraordinario. Al verlo incluso llegó a dudar, le pareció de bruscos modales, algo malhumorado y observó con preocupación, que cada chica hermosa que llegaba a la carnicería, era mirada de forma "no muy santa " por el carnicero…
Cuando terminó de atender a la gente y se disponía a cerrar el negocio, el carnicero, sorprendido le preguntó que quería. El religioso le contó lo que le había llevado a verlo y el carnicero quedó más sorprendido todavía.
"Mire, yo no dudo de su palabra pero me sorprende mucho que Dios le haya dicho eso, yo soy un gran pecador, aunque voy a la Iglesia no lo hago con la frecuencia con que debería. Pero en fin, mi casa es su casa". Y le invitó a pasar y a comer con él, en tanto él entraba a una habitación en donde un anciano acostado en un lecho recibió todo el cuidado del carnicero, que le dio de comer en la boca y lo arropó con cariño para que durmiera…
"Perdone mi indiscreción le dijo el religioso al carnicero - ¿es su padre?
"No lo es" le respondió. "En realidad es una larga historia"…
"¿Podría contármela?" le dijo el monje.
"A usted se la contaré pues sé que los monjes saben guardar secretos. Este hombre fue quien mató a mi padre. Cuando vino al pueblo, mi primer impulso fue matarlo para vengarme pero estaba viejo y enfermo y sentí pena por él.
Luego recordé a mi padre, que siempre me enseñó a perdonar y en su nombre decidí tratarlo con amor, como hubiera tratado a mi padre, si aún viviera"…
No está más cerca de Dios el que dedica mucho tiempo a realizar actos religiosos, sino aquel que ama y perdona aún al que lo odia.
Porque quien obra así hace lo mismo que Dios...
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21
martes, 26 de marzo de 2013
Tesoros de David, Salmos 48 de Charles Spungeon
Salmos 48
Título: «Cántico y Salmo de los hijos de Coré». Un cántico de gozo y un Salmo de reverencia.
¡Ay!, no todo cántico es un Salmo, porque no todos los poetas han nacido del cielo, y no todo Salmo es un cántico, porque al acudir delante de Dios hemos de expresar confesiones penosas lo mismo que alabanzas exultantes.
gún su-ceso de la historia judía. Su autor y fecha son desconocidos. Registra la retirada de ciertos reyes confederados de Jerusalén, cuando les falló el coraje antes de dar un golpe.
¡Ay!, no todo cántico es un Salmo, porque no todos los poetas han nacido del cielo, y no todo Salmo es un cántico, porque al acudir delante de Dios hemos de expresar confesiones penosas lo mismo que alabanzas exultantes.
gún su-ceso de la historia judía. Su autor y fecha son desconocidos. Registra la retirada de ciertos reyes confederados de Jerusalén, cuando les falló el coraje antes de dar un golpe.
Ver. 1. Grande es Jehová. Hasta, qué punto es grande, nadie puede concebirlo; pero podemos ver que El es grande en la liberación de su pueblo, grande en la estimación de los que son librados, y grande en los corazones de sus enemigos, a quienes desparramó con sus propios temores. En vez del grito de Efeso: «Grande es Diana», damos un testimonio razonable, demostrable y evidente por sí mismo: «Grande es Jehová.» C. H. S.
Mayor (Job 33:12); el mayor (Salmo 95:3). La misma grandeza (Salmo 95:3). Un grado que está
más alto que el superlativo. John Trapp
Mayor (Job 33:12); el mayor (Salmo 95:3). La misma grandeza (Salmo 95:3). Un grado que está
más alto que el superlativo. John Trapp
Vers. 2. El gozo de toda la tierra, es el monte de Sión. Jerusalén era la estrella del mundo; toda luz existente en la tierra la habían pedido prestada de los oráculos preservados en Israel. C. H. S.
Cuando estuve aquella mañana en la cumbre del Olivete y miré hacia abajo a la ciudad coronada por alturas almenadas y rodeada de fosos y barrancos oscuros, exclamé involuntariamente:
Hermoso por su situación, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey. Y, al mirar, los rayos rojos del sol del orto formaban un halo alrededor de la cima del castillo de David; luego teñían de oro los minaretes, y doraban la cúpula de cada mezquita e iglesia, y al final, bañados en una luz rubicunda, los terrados de la ciudad, y la hierba y el follaje, las cúpulas, pavimentos y los muros colosales de la Haram. Ningún humano podría sentirse decepcionado al ver por primera vez a Jerusalén desde el Olivete. J. L. Porter
Vers. 5. Y apenas la vieron, se maravillaron. Llegaron, miraron, pero no conquistaron. No hubo veni, vidi, vici para ellos. Tan pronto como percibieron que el Señor estaba en la Santa Ciudad se alejaron. Antes que el Señor entrara a golpes con ellos, se desmayaron y se dieron a la fuga. C. H. S.
Vers. 5, 6. Los potentados del mundo vieron los milagros de los apóstoles, el valor y constancia de los mártires y el incremento diario en la iglesia, a pesar de todas sus persecuciones; contemplaron con asombro el rápido progreso de la fe por todo el Imperio Romano; llamaron a sus dioses, pero sus dioses no les dieron ayuda alguna; la idolatría había expirado al pie de la cruz victoriosa. George Horne
Vers. 7. Con el viento solano quiebras tú las naves de Tarsis. Herejías especulativas, que pretendían traernos riquezas lejanas, están asaltando constantemente a la iglesia, pero el aliento del Señor las empuja pronto a su destrucción. La iglesia, muchas veces, confía en exceso en la sabiduría de los hombres, y estas ayudas humanas pronto naufragan; con todo, la iglesia misma está segura bajo el cuidado de su Dios y Rey.
Vers. 9. Nos acordamos. Los santos son hombres reflexivos; no permiten que las maravillas de Dios pasen delante de sus ojos y se deslían en el olvido, sino que meditan profundamente en ellas.
De tu misericordia, oh Dios. ¡Qué tema tan deleitoso! Las mentes devotas nunca se cansan de un tema tan divino.
En medio de tu templo. Los recuerdos de la misericordia deben asociarse con la continuidad de la alabanza. Junto a la mesa del pan de la proposición que conmemora su abundancia ha de haber el altar del incienso que denota nuestra alabanza.
De tu misericordia, oh Dios. ¡Qué tema tan deleitoso! Las mentes devotas nunca se cansan de un tema tan divino.
En medio de tu templo. Los recuerdos de la misericordia deben asociarse con la continuidad de la alabanza. Junto a la mesa del pan de la proposición que conmemora su abundancia ha de haber el altar del incienso que denota nuestra alabanza.
Vers. 10. Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los confines de la tierra. Gran fama pertenece a su gran Nombre. La gloria de las proezas de Jehová traspasa los límites de la tierra; los ángeles las contemplan con asombro, y de cada estrella inteligencias contentas proclaman su fama más allá de los confines de la tierra.
Si los hombres se callan, los bosques, los mares y las montañas, con todas sus tribus incontables y todos los espíritus invisibles que andan por ellas, están llenos de la alabanza divina. Así como en una concha podemos escuchar los murmullos del mar, también en las órbitas de la creación podemos oír las alabanzas de Dios.
De justicia está llena tu diestra. Tu cetro y tu espada, tu gobierno y tu venganza son todos ellos justos. Tu mano nunca está vacía, sino llena de energía, abundancia y equidad. Ningún santo ni pecador hallará al Señor con las manos vacías. En uno y otro caso El tratará con justicia suma: al uno, por medio de Jesús, será justo perdonándole; al otro, condenándole.
Vers. 13. Considerad atentamente su antemuro. La seguridad del pueblo de Dios no es una doctrina que haya que guardar al fondo. Se puede enseñar en primer plano, y con frecuencia hay que ponderarla. Sólo los corazones bajos creerán que esta verdad gloriosa es perjudicial. Los hijos de perdición hacen una piedra de tropiezo incluso del mismo Señor Jesús; ¿es de extrañar que tergiversen la verdad de Dios con respecto a la perseverancia final de sus santos? C. H. S.
Vers. 14. Así es Dios, nuestro Dios eternamente y para siempre. ¡Qué porción, pues, es la del creyente! El dueño de la tierra no puede decir de sus campos: «Estos campos son míos para siempre.» El rey no puede decir de su trono: «Este trono es mío para siempre.» Estas posesiones serán entregadas a otros dueños; estos posesores se mezclarán con el polvo, e incluso la tumba que ellos mismos ocuparán no será suya mucho tiempo.
Pero la felicidad singular y suprema de todo cristiano es decir, o tener el derecho a decir: «Este Dios glorioso con todas sus perfecciones divinas es mi Dios para siempre, y aun en la muerte no me separaré de su amor.» George Burder
Dios no sólo es una porción satisfactoria que llena cada resquicio de tu alma con luz de gozo y consuelo; y una porción universal; no la salud, o la riqueza, los amigos o los honores, la libertad o la vida, la casa, la esposa, el hijo, el perdón o la paz, la gloria, la tierra, el cielo, sino todos ellos, e infinitamente más; pues también Él es tu porción eterna. Este Dios será tu Dios para siempre y eternamente. ¡Oh dulces palabras, para siempre! Tú eres la corona de la corona de los santos, y la gloria de su gloria. George Swinnock
Enciclopedia explicativa de dificultades biblicas: "¿De quién tuvo temor Caín?
¿DE QUIEN TUVO TEMOR CAIN?
P. Si Caín y Abel fueron los primeros hijos de Adán y Eva, ¿de quién tuvo temor Caín al decir cualquiera que me hallare me matará?
R. Desde el punto de vista de los predicadores evolucionistas la respuesta es fácil, ya que suponen que Adán no fue el primer hombre sobre la tierra. Pero nuestra respuesta es desde el punto de vista bíblico, y, en este caso, lo mismo que en la pregunta sobre ¿con quién se casó Caín?, la respuesta es el versículo 5 de este capítulo que dice que Adán tuvo hijos e hijas. Sabemos que habían pasado 130 años desde la creación de Adán, comparando Génesis 4:20 con este pasaje. Si Adán cumplió desde el primer año de su vida la orden divina de «creced y multiplicaos », pudo haber tenido muchos hijos y nietos en más de un siglo. Según este texto, Abel y Caín no fueron los únicos hijos de la primera pareja, como se piensa comúnmente.
La pregunta es, pues: ¿Por qué tenemos la historia de estos dos hijos de Adán con tanto detalle, y no aparecen sino por referencia todos los demás?
Ya lo hemos indicado al hablar del Sacrificio Redentor, del que probablemente Dios enteró a Adán con más extensión de lo que parece. Caín y Abel son tipos representativos del hombre que obedece a Dios y del que trata de hacer las cosas a su manera, y por eso tenemos la historia del primer asesinato en el mundo, como un aleccionador ejemplo.
En aquel primer siglo es seguro que todos los hijos de Adán se consideraban hermanos y no había habido ningún atentado terrorista. Caín fue el primero en levantar su mano contra un hermano, y este mismo hecho histórico es suficiente para el detalle con que nos es referido.
Hebreos 11:4 nos amplía un poco la visión del carácter de Abel, como un hombre justo y temeroso de Dios, lo que hace más propio que su muerte alevosa haya quedado consignada en las Sagradas Escrituras.
Caín temería, pues, de alguno de sus parientes que se habían esparcido sobre la tierra, aunque probablemente no muy lejos de Mesopotamia, y la misma impresión que debía producirle ver a su hermano inerte, tras haberle herido le inducía al temor de que a él le pudiera ocurrir lo mismo.
Acerca de la marca que Dios le puso se han hecho muchas hipótesis. Puesto que los hombres en aquel tiempo no sabían leer, no podía ser una prohibición escrita; por esto los exégetas del texto sagrado opinan que la marca era más bien una señal de una promesa de Dios para la propia seguridad del delincuente, que un mandato a sus contemporáneos. Del mismo modo que el arco-iris era una señal de la promesa de Dios para Noé de que no habría otro diluvio.
Pero, ¿en qué consistía la propia señal?
Los antiguos padres de la Iglesia dicen que la señal era un continuo temblor en todo su cuerpo, acompañado
de un semblante atroz que daba a conocer la agitación de su conciencia. En tal caso la misma señal era un castigo para Caín. (1. En la Biblia traducida por Petisco-Torres Amat hallamos la siguiente nota: «Los padres creen que esta señal fue un temblor de todo su cuerpo acompañado de un semblante atroz, que daba a conocer la agitación de su conciencia.» (La Sagrada Biblia, pág. 7, nota 15.))
La señal de Caín, fuera lo que fuera, era con todo una seguridad para el propio malhechor de que la sangre de su hermano no sería vengada inmediatamente, así Dios concedía al primer criminal un plazo para un posible arrepentimiento y perdón mediante el prometido Redentor, simbolizado por el mandato de sacrificios sangrientos. Esto sin duda expresa el ver. 7. Muchos exégetas entienden: «El que lleva el pecado» en esta enigmática expresión. Dios no podía decirlo claramente a Caín antes de cometer su crimen para no alentarlo al mismo, pero nos lo da a entender a nosotros; que aun para el primer homicida habría habido perdón, como lo ha habido para millares de criminales que se han arrepentido a través de los siglos y se
han acogido a la muerte redentora de Jesucristo.
Debemos tener en cuenta que en aquellos tiempos los hombres tendrían absoluta fe en que el Ser misterioso que había tratado con el patriarca Adán como una teofanía visible, era poderosísimo y su palabra se cumplía. Pero una cosa es fe y otra obediencia. Todo el relato muestra que Caín tenía fe en Dios, pero como la de los demonios; en cambio, Abel tenía una fe obediente. Por esto, en Hebreos 11, nos es puesto como un ejemplo de fe.
Comentario Biblico de Matthew Henry, Genésis 31
Genésis 31
Versículos 1—21. Jacob se va en secreto.
22—35. Labán persigue a Jacob.
36—42. Jacob se queja de la conducta de Labán.
43—55. El pacto de ellos en Galaad.
Vv. 1—21. Los asuntos de estas familias se relatan con mucho detalle aunque no se mencionan los (así llamados) grandes sucesos de los estados y reinos de ese período. La Biblia enseña a la gente los deberes corrientes de la vida, cómo servir a Dios, cómo disfrutar las bendiciones que Él otorga y hacer el bien en las variadas situaciones y deberes de la vida. Los hombres egoístas se consideran despojados de todo lo que queda fuera de su alcance y la codicia se traga hasta el afecto natural. La sobrevaloración de la riqueza mundana que los hombres hacen es un error que es raíz de la codicia, la envidia y de todo mal. Los hombres del mundo se entrometen en el camino ajeno y cada uno parece estar quitándole a los demás; de ahí surgen el descontento, la envidia y la discordia. Pero hay ciertas posesiones que bastan por todo; feliz aquel que las busca en primer lugar. En todos nuestros cambios debemos respetar el mandamiento y la promesa de Dios. Si Él está con nosotros, no tenemos que temer. Los peligros que nos rodean son tantos que, en realidad, nada más puede dar ánimo a nuestros corazones. Recordar las temporadas favorecidas por la comunión con Dios es muy refrescante cuando uno está en dificultades; y a menudo debiéramos recordar nuestros votos, para que no dejemos de cumplirlos.
Vv. 22—35. Dios puede poner freno en la boca de los hombres malos para restringir su maldad aunque no cambie sus corazones. Aunque no amen al pueblo de Dios, lo fingirán y tratarán de hacer méritos por necesidad. ¡Necio Labán! ¡Llamar dioses todas esas cosas que podían ser robados! Los enemigos pueden robar nuestros bienes pero no nuestro Dios. Aquí Labán culpa a Jacob de cosas que no sabía. Quienes encomiendan su causa a Dios no tienen la prohibición de rogar por ella con mansedumbre y temor. Cuando leemos que Raquel roba las imágenes de su padre, ¡qué escena de iniquidad se abre! La familia de Nacor, que dejó a los caldeos idólatras, ¿esta misma familia se vuelve idólatra? Así es. Parece que la verdad es que eran como algunos de tiempos posteriores, que juraron por Jehová y juraron por Milcom, Sofonías 1.5; y como otros de nuestros tiempos que desean servir simultáneamente a Dios y a Mamón. Grandes muchedumbres reconocerán de palabra al Dios verdadero pero sus corazones y casas son albergues de la idolatría espiritual. Cuando un hombre se entrega a la codicia, como Labán, el mundo es su dios; y sólo tiene que residir entre idólatras groseros para volverse uno de ellos o, por lo menos, un favorecedor de sus abominaciones.
Vv. 36—42. Si Jacob se dejaba voluntariamente ser consumido por el calor del día y la helada de la noche, por llegar a ser el yerno de Labán, ¿qué tendríamos que negarnos a soportar por llegar a ser hijos de Dios? Jacob habla de Dios como del Dios de su padre; él se tenía por indigno de ser considerado en sí mismo pero era amado por amor de su padre. Él lo llama el Dios de Abraham y el temor de Isaac, pues Abraham estaba muerto e ido a ese mundo donde el perfecto amor echa fuera todo temor pero Isaac estaba vivo aún, santificando al Señor en su corazón con temor y temblor.
Vv. 43—55. Labán no podía justificarse a sí mismo ni condenar a Jacob, por tanto, desea no saber más del asunto. No está dispuesto a reconocer su falta como debiera haber hecho. Propone un pacto de amistad entre ellos con lo cual concuerda rápidamente Jacob. Se levanta un montón de piedras para conservar el recuerdo del hecho, pues entonces no se sabía escribir o se usaba poco. Se ofreció un sacrificio de ofrenda de paz. La paz con Dios pone un verdadero consuelo en la paz con nuestras amistades. Ellos comieron juntos el pan, y participaron de la fiesta por el sacrificio. En las épocas antiguas, las partes ratificaban el pacto de amistad comiendo y bebiendo juntos. Dios es el juez de las partes litigantes y Él juzgará con justicia: el que hace mal, lo hace por su cuenta y riesgo.
—Ellos dieron un nuevo nombre al lugar, Majano del testimonio. Después de la airada discusión de las condiciones, se separaron amigos. Dios suele ser mejor para nosotros que nuestros temores y dirige a favor nuestro los espíritus de los hombres, más allá de lo que pudiésemos esperar; porque no es en vano confiar en Él.
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