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viernes, 29 de noviembre de 2024

Cómo andar con Dios

Cómo andar con Dios
Génesis 5.21-24

El caminar de Enoc con Dios era tan íntimo, que la Biblia dice que “desapareció, porque le llevó Dios” (Gn 5.24). Esto implica que Enoc no murió, sino que fue llevado directamente a la presencia de Dios. ¡Qué testimonio tan maravilloso!

Al buscar seguir a Dios con esa misma pasión, reflexionemos en cuanto a ciertos “pasos” específicos que nos ayudarán a mantenernos firmes en nuestro caminar con el Señor.

Reconciliación. Esta palabra significa fundamentalmente “Dios se mueve hacia nosotros”. El gozo de este paso es que la responsabilidad no es nuestra. Por medio de la cruz de Cristo, Dios ya tomó la iniciativa de moverse en dirección nuestra (2 Co 5.18).
Cuando venimos a Cristo, inmediatamente participamos en esa reconciliación.

Confianza en Dios. Debemos tener fe, no solo en que Dios está interesado en nuestro andar con Él, sino que también, por medio de Cristo, el Señor nos ha dado los medios para caminar estrechamente con Él.

Aceptación. Para poder apreciar la intimidad que Dios desea tener con nosotros, debemos aceptar lo que las Sagradas Escrituras enseñan acerca de su Hijo, su Palabra, la iglesia y nuestro pecado.

Comunión. Así como nuestras relaciones humanas desaparecen sin el contacto regular, nuestra intimidad con Dios se debilita si no pasamos tiempo con Él.

Caminar con Dios no es una misión imposible, pero sí requiere que prestemos especial atención a ciertos aspectos de la vida espiritual. Cuando tomamos en cuenta a Dios en todas nuestras acciones, Él nos ayuda a lo largo del camino (Pr 3.5, 6).

sábado, 20 de enero de 2024

Para caminar en la luz


Para caminar en la luz
Efesios 5.1-17

Si alguna vez se ha quedado sin electricidad por la noche, sabe lo difícil que puede ser orientarse hasta donde pueda encontrar una linterna o una vela. Piensa que está dirigiéndose a una puerta, pero de repente choca contra una pared. Así era nuestra vida antes de conocer la Luz del Mundo. En realidad, ni siquiera sabíamos lo real que era la luz, y nos habíamos acostumbrado cómodamente a la oscuridad, porque ella nos impedía ver lo pecaminosos que éramos.
Pero ocurrió algo asombroso cuando finalmente creímos el evangelio, nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Fuimos rescatados del dominio de las tinieblas y trasladados al reino de la Luz. Y ahora Jesucristo, la Luz del Mundo, ha venido a habitar en nosotros (Col 1.13, Ef 3.17). Entonces, ¿cómo deben vivir los seguidores de Cristo? El pasaje de hoy describe tres responsabilidades básicas:

1. Andar en amor (Ef 5.1, 2). Así como el Salvador nos amó, también nosotros debemos amar a los demás. Si estamos en conflicto con nuestros hermanos en Cristo, no podemos decir que estamos caminando en la Luz (1 Jn 1.7).

2. Abstenerse del pecado (Ef 5.3-7). Los creyentes no están exentos de pecado, pero no practican habitualmente las obras de las tinieblas.

3. Saber lo que agrada a Dios (Ef 5.8-17). El fruto de la Luz es bondad, justicia y verdad. Estas cualidades se muestran en nuestro carácter, conversación y conducta cuando vivimos de verdad nuestra fe.

Que nuestro objetivo sea acercarnos cada vez más a la Luz, permitiendo que Cristo nos muestre cualquier área de oscuridad para que podamos reflejar su gloria y su bondad.




martes, 3 de octubre de 2017

En medio de las pruebas


En medio de las pruebas
Leer | Génesis 39.6-20
La esclavitud de José duró trece años, y fue de mal en peor. Perdió su posición privilegiada en la casa de Potifar, y fue echado en prisión cuando la esposa de su amo lo acusó injustamente. Su esperanza de salir de la cárcel murió cuando el servidor del rey olvidó la promesa que le había hecho (Gn 40.14, 23). El futuro se veía sombrío.
A pesar de la evidencia de las circunstancias, Dios estaba llevando a cabo su plan para bendecir a José y ayudar a su familia. José era la persona que Él había designado para salvarlos del hambre que vendría. Para lograrlo, José tuvo que aprender el idioma y familiarizarse con la cultura de Egipto, desarrollar habilidades de liderazgo y madurar espiritualmente. El plan del Señor logró todo esto.
José aprendió dos lecciones útiles. Primero, el Señor es un fiel compañero que utiliza nuestras aflicciones para prepararnos para su obra. Cuando llegó el momento, José estaba plenamente capacitado para convertirse en el segundo en autoridad, después de Faraón; el rey egipcio declaró incluso que la presencia de Dios estaba con José (41.38).
Segundo, cuando el Señor logra sus propósitos, la dificultad terminará. En el momento elegido por Dios, José fue liberado de la cárcel, recompensado con un alto cargo y reconciliado con sus hermanos. Es decir, fue bendecido grandemente por vivir en el centro de la voluntad del Padre celestial.
La adversidad puede ser dolorosa, pero el Señor la utiliza para llevar adelante sus propósitos y prepararnos para su plan, e incluso Jesús sufrió para cumplir con el propósito redentor de Dios (Mt 16.21).

miércoles, 27 de enero de 2016

Confiar en el Dios que todo lo puede

Leer | 2 CORINTIOS 3.1-6
Muchas personas ridiculizarían la idea de que Dios bendice a los creyentes por medio de sus flaquezas. Puede parece ilógico pensar en términos de beneficio. Pero para los cristianos sus defectos pueden servir como camino de bendición.

1. Nuestra insuficiencia nos obliga a trabajar con la ayuda del poder del Espíritu Santo. Lo que sea que nos ponga de rodillas y nos conduzca a Dios, tiene que ser bueno.

2. La conciencia de nuestras limitaciones puede aliviar nuestra carga de tratar de hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas.

3. Esa conciencia le da la oportunidad al Señor de utilizarnos al máximo. Si somos los suficientemente humildes para reconocer nuestra necesidad, Dios nos elevará a grandes alturas.

4. Reconocer nuestras insuficiencias le da a Dios toda la gloria por su trabajo. Las personas que tienen una mente espiritual pueden identificar cuando algo es de Dios, y cuándo no. Si usted está en el Espíritu, la gloria irá merecidamente al Señor.

5. La insuficiencia puede capacitarnos para vivir con gozo y serenidad espiritual. O le damos nuestras cargas a Dios y dejamos de afanarnos, o actuamos con nuestras propias fuerzas y nos sentiremos abrumados.

Al igual que el apóstol Pablo, no debemos pensar que somos competentes por nosotros mismos, sino más bien reconocer que nuestra competencia viene de Dios (2 Co 3.5). ¿Qué aspecto de su vida está usted tratando de manejar con sus propias fuerzas? Renuncie a tener el control, y espere las bendiciones de Dios, sabiendo que Él desea el bien de sus hijos.

miércoles, 6 de enero de 2016

Una esperanza viva

Leer | 1 Pedro 1.3-5

Corinto era una ciudad caracterizada por inmoralidad sexual y otras perversidades. Los creyentes de allí habían sido una vez como sus conciudadanos, llenos de avaricia, envidia, iniquidad, engaño y maldad. Pero ahora eran nuevas criaturas en quienes moraba el Espíritu Santo, y que habían sido adoptados en la familia de Dios. El “estilo de vida corintio” ya no correspondía con lo que habían llegado a ser en Cristo.

En 1 Corintios 6.9-11, Pablo les recordó a los creyentes de Corinto que no se dejaran influenciar por su cultura ni por su antigua manera de pensar y actuar. El apóstol no les estaba advirtiendo que no tendrían parte en el reino, sino les animó a abandonar sus viejas costumbres y a armonizar su conducta con lo que eran en realidad: hijos de Dios.

Nosotros, también, debemos saber que la salvación es permanente, y que la fe debe tener un efecto positivo sobre nuestra conducta. Además, entender el fundamento de nuestra salvación, es decir, la obra de Jesucristo en la cruz, destierra el temor y nos llena de esperanza.

No podíamos ganar nuestra entrada a la familia de Dios, ni tampoco pagar nuestra deuda de pecado. Pero Jesús pagó el precio por nosotros, satisfaciendo la justicia de Dios y cumpliendo con los requerimientos de la Ley (Ro 3.25, 26). Dios mostró su aceptación del sacrificio de Jesús resucitándolo de los muertos y llevándolo al cielo para reinar a su diestra (Mr 16.19).

Lo que Dios ha hecho perdonar nuestros pecados, darnos una nueva naturaleza y adoptarnos en su familia nadie puede deshacerlo. Esto nos da una esperanza viva que sostiene y alienta vidas cada día.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Un pequeño asunto de obediencia

Leer | Lucas 5.1-11

La obediencia a Dios en las cosas pequeñas es un paso esencial para recibir bendición. Lo que Él nos pide que hagamos nunca es insignificante aunque no siempre podamos reconocer la importancia de aceptar lo que el Señor nos pida. Pedro no podía imaginar el impacto que una sencilla salida en una barca tendría en su vida. Pudo haber dicho: “Estoy demasiado cansado, Maestro. Toma otra barca”. Pero su obediencia abrió la puerta para que Dios lo bendijera con un ministerio transformador.

Como hijos de Dios, debemos preguntarle qué quiere Él que hagamos cada día “¿Qué quieres que diga o cuál es la mejor decisión, Señor?” Tenemos que aprender a escuchar a nuestro Padre celestial, y a ser sensibles a la sutil voz que nos impulsa a lo largo del día. Si mantenemos nuestra mente en sintonía con Él, comenzaremos a entender el significado de algunas decisiones que, de otra manera, apenas nos daríamos cuenta. En última instancia, esta conciencia dará lugar a un estilo de vida de caminar con el Señor, y entonces recibiremos lo mejor que Él tiene para nosotros.

Una cosa que sé con certeza es que cada vez que he obedecido a Dios, Él me ha bendecido. El costo de desobedecer es muy alto. Estamos hablando de un Dios que nos ama incondicionalmente, y que tiene un plan perfecto. Obedecerle jamás nos decepcionará. Al mirar el 2015, ¿puede usted ver la sabiduría del Señor cuando le guió a tomar decisiones correctas? La visión retrospectiva es fantástica para reconocer las bendiciones de Dios.

Haga del 2016 un año de obediencia. Cuando obedecemos a Dios, nuestro corazón se abre completamente para que su poder se derrame en nosotros.