Mostrando entradas con la etiqueta misericordia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta misericordia. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de septiembre de 2024

Cuando los demás nos fallan

Cuando los demás nos fallan
Mateo 18.21-35

Usted está en una situación difícil, y sus amigos han desaparecido. Ahora el dolor es peor porque está sufriendo solo.

¿Por qué le abandonaron? Hay muchas razones posibles. Por ejemplo, puede ser porque no se sintieron competentes para ayudarle. O tal vez no pudieron soportar verle sufrir. Pero quizás algunos tenían en mente sus propios intereses, y tuvieron temor de caer en problemas parecidos o de involucrarse en una situación socialmente inaceptable.

Usted podría preguntarse cómo responderles. Cualquiera que haya sido la razón de su deserción, solo hay una respuesta bíblica adecuada —el perdón. La razón es que, como personas que hemos sido perdonadas, nunca tendremos el derecho de dejar de perdonar.

Después de haber sido abandonado durante su encarcelamiento en Roma, Pablo escribió lo siguiente en cuanto a quienes lo habían desamparado: “No les sea tomado en cuenta” (2 Ti 4.16). En otras palabras, los perdonó. El apóstol probablemente recordó lo que sucedió cuando Esteban fue apedreado.

Pablo había estado presente, después de todo, como uno de sus acusadores, y oído al moribundo clamar: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hch 7.60).

Pero es posible que Pablo tuviera en mente un acto de perdón mayor: la muerte expiatoria de Cristo y su actitud hacia sus verdugos. Jesús oró, diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23.34).

Porque Dios perdona de todos sus pecados a quienes se vuelven a Él, no tenemos el derecho de negar el perdón a nadie, y eso incluye, sin duda, a nuestros amigos. ¿Hay alguien a quien usted necesite perdonar? Si es así, hágalo hoy.

sábado, 24 de febrero de 2024

La guía de Dios para una vida fructífera

 


La guía de Dios para una vida fructífera

Proverbios 3.1-4

Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto” (Jn 15.5). A medida que llevemos a cabo los planes de Dios por medio del poder de su Espíritu, nuestra vida tendrá significado y dos prácticas nos caracterizarán:

1. Atesoraremos la Palabra de Dios en nuestros corazones. Cuando valoramos algo, pensamos en ello a menudo, lo estudiamos con regularidad y aprendemos lo más que podemos del mismo. Al estudiar la Biblia aprendemos muchas cosas importantes acerca de nuestro Dios, entre ellas su identidad, su plan y sus promesas. La meditación habitual en las Sagradas Escrituras desarrolla nuestra capacidad de pensar bíblicamente, y profundiza nuestra relación con el Señor. Una de las señales de que atesoramos su Palabra es un cambio de conducta; nuestras decisiones serán guiadas cada vez más por sus preceptos, y nuestras acciones reflejarán el fruto del Espíritu ( Ga 5.22-23).

2. Nos adornaremos de misericordia y verdad. En la vida cristiana, estas dos virtudes deben ser nuestra compañía constante. La verdad de Dios tiene el poder de mostrar la falta de caridad en la actitud y la conducta. Cuando esto sucede, ser misericordiosos nos ayuda a evitar la discordia y la división al relacionarnos con otros, fuera y dentro de la iglesia. Dios quiere que digamos la verdad, pero suavizada con una actitud de amorosa compasión.

La vida cristiana es una peregrinación llena de tentaciones, obstáculos y dificultades (1 P 4.12). Al mismo tiempo, debe caracterizarse por el fruto abundante que produce el seguir a nuestra guía: el Señor Jesucristo.

domingo, 22 de mayo de 2016

La compañía de Dios en las pruebas

La compañía de Dios en las pruebas

Leer | GÉNESIS 39.1-23

La vida de José enseña principios importantes en cuanto a los tiempos difíciles. He aquí tres que podemos aprender:

1. Las dificultades continuarán hasta que el propósito de Dios se cumpla. En el caso de José, el plan de Dios era prepararlo para que salvara a su familia y también a Egipto de la hambruna. Con el fin de preparar a José para una posición de autoridad y responsabilidad, Dios lo puso en una casa importante de Egipto como esclavo. Allí, en circunstancias difíciles, José pudo aprender lecciones que necesitaría para el futuro. No solo adquirió capacidades valiosas, sino que también su fe y su relación con el Señor se fortalecieron. Dios sigue actuando de la misma manera, de modo que estemos preparados para realizar el trabajo que Él ha previsto para nosotros (Ef 2.10).

2. Aprendemos más en la oscuridad que en la luz. Además de descubrir la fidelidad del Señor, José aprendió a discernir la presencia de Dios, rechazar la tentación y aceptar cualquier posición, ya fuera distinguida o humilde. Las lecciones y los preceptos bíblicos se vuelven “nuestros” solo después de que se hacen reales en nuestras vidas.

3. Lo que aprendemos en la oscuridad debemos compartirlo en la luz. José compartió abiertamente su fe y su conocimiento de Dios cuando interpretó los sueños de Faraón (Gn 41.15, 16). No dejó que su encarcelamiento le impidiera ayudar a los demás (40.1-23). Lo que aprendemos en nuestras pruebas, debemos ofrecerlo a quienes estén sufriendo.

Nadie está buscando adversidades, pero los tiempos difíciles parecen encontrarnos con bastante frecuencia. En vez de temer a las circunstancias difíciles, podemos confiar en Dios y adoptar su plan, sabiendo que Él usa las pruebas para su gloria y nuestro beneficio.

martes, 3 de marzo de 2015

Devocional

Lectura 3 de Marzo -   "Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción."
Salmo 16: 10. 

Esta palabra tiene su adecuado cumplimiento en el Señor Jesús; pero se aplica también, con una variación, a todos los que están en Él. Nuestra alma no será dejada en el estado de separación, y nuestro cuerpo, aunque vea la corrupción, se levantará de nuevo. Es a este significado general, más bien que a la aplicación específica, que queremos atraer los pensamientos de nuestros lectores en este momento en particular.  Podríamos descender muy hondo en espíritu, hasta parecer que nos sumergimos en el abismo del infierno; pero no seremos dejados allí. Podría parecer que estamos a las puertas de la muerte en el corazón y la conciencia; pero no podemos permanecer allí.  Nuestra muerte interna en cuanto a gozo y esperanza puede progresar muy lejos; pero no puede continuar hasta sus últimas consecuencias, hasta alcanzar la plena corrupción de la negra desesperación. Podremos descender muy bajo, pero no más bajo de lo que el Señor permita; podremos detenernos en el más profundo calabozo de la duda por un tiempo, pero no pereceremos allí. La estrella de la esperanza sigue todavía en el cielo cuando la noche es más negra.
El Señor no nos olvidará ni nos entregará al enemigo.  Descansemos en la esperanza. Tenemos que tratar con uno cuya misericordia permanece para siempre. Ciertamente, de la muerte, y de la oscuridad, y de la desesperación, hemos de levantarnos a la vida, a luz y a la libertad. 

sábado, 14 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 14 de Febrero  -  
"Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia."
Salmo 32: 10.  

¡Oh hermosa recompensa de la esperanza! ¡Señor mío, concédemela a plenitud! El que espera, se siente un pecador mayor que los demás hombres; y he aquí que la misericordia es preparada para él: él mismo sabe que no tiene merecimientos, pero la misericordia interviene, y provee para él en una escala liberal. ¡Oh Señor, dame esta misericordia puesto que yo espero en Ti!  ¡Observa, alma mía, qué escolta personal tienes! Como un príncipe que está rodeado de tropas, así estás tú rodeada de misericordia. Enfrente, y atrás, y en todos los costados, cabalgan estos guardias montados de la gracia. Nosotros habitamos en el centro del sistema de misericordia, pues moramos en Cristo Jesús.  ¡Oh alma mía, qué atmósfera respiras! Como el aire que te rodea, así también te rodea la misericordia de tu Señor. Para los perversos hay muchas aflicciones, pero para ti hay tantas misericordias que tus aflicciones no son dignas de mención. David dice:"Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón." En obediencia a este precepto mi corazón triunfará en Dios, y proclamaré mi alegría. ¡Como Tú me has rodeado de misericordia, así también rodearé yo Tus altares, oh mi Dios, con cánticos de agradecimiento!  

miércoles, 14 de julio de 2010

UNA NUBE DE TESTIGOS


Hebreos 12:1 nos dice que el mundo está rodeado por una nube de testigos que están con Cristo en la gloria. ¿Qué tiene que decirle al mundo presente esta multitud de testigos celestiales? Vivimos en una generación que es mucho más malvada que la de Noé. ¿Qué pueden estos testigos decirle a la raza humana cuyos pecados superan a los de Sodoma?

Nuestros días son días de gran prosperidad. Nuestra economía ha sido bendecida, pero nuestra sociedad se ha vuelto inmoral, violenta y en contra de Dios que hasta las mismas personas seculares se quejan de cuán profundo hemos caído. Los cristianos por doquier se preguntan por qué Dios ha postergado su juicio sobre una sociedad tan malvada.

Nosotros los que amamos a Cristo tal vez no podamos entender por qué esta maldad es permitida que continúe. Pero la nube de testigos entienden. Ellos no cuestionan la misericordia y paciencia que Dios ha mostrado.

El apóstol Pablo está entre esa nube de testigos, y él testifica del ilimitado amor por aún el “primero del los pecadores”. La vida de Pablo y sus escritos nos dicen que él maldijo el nombre de Cristo. El era un terrorista, que cazaba a los hijos de Dios y los arrastraba a ser encarcelados o matados. Pablo nos diría que Dios está siendo paciente con esta presente generación por que hay muchos que son como él era, personas que pecan en ignorancia.

El apóstol Pedro está también entre la nube de testigos, y también él entiende por qué Dios es tan paciente. La vida de Pedro y sus escritos nos recuerdan que él maldijo a Jesús, jurando que nunca lo había conocido. Dios retiene su juicio por que hay multitudes que todavía lo maldicen así como lo hizo Pedro. El Señor no se dará por vencido de ellos, así como no se dio por vencido con Pedro. Hay muchos como él por los cuales Cristo ora.

Mientras considero esta nube de testigos, veo los rostros de los que antes fueron adictos a las drogas y alcohólicos, prostitutas, homosexuales, gángsteres y vendedores de drogas, otros que antes fueron asesinos, abusadores de esposas, infieles y los adictos a pornografías- multitudes a los cuales la sociedad los había ya rechazado. Todos ellos se arrepintieron y murieron en los brazos de Jesús, y ahora son testigos de la misericordia y paciencia del Padre amante.

Yo creo que todos ellos dirían, en un testimonio unificado, que Jesús no los juzgó antes de que ellos recibieran su misericordia. Dios todavía ama este mundo demente e inmoral. Que él nos ayude a amar a los perdidos así como lo hace él. Y que podamos orar para tener el amor y la paciencia que él está mostrando al mundo ahora mismo.