lunes, 23 de mayo de 2011

TESOROS DE DAVID "SALMO 21" Charles Spurgeon


Si pedimos un beneficio y lo recibimos, antes de que se ponga el sol hemos de alabar a Dios por esta misericordia, o bien merecemos que se nos niegue la próxima vez. Este Salmo ha sido llamado el cántico triunfante de David, y podemos recordarlo como «La oda triunfal del rey». El rey es muy prominente en todo, él, y lo leeremos con verdadero provecho si nuestra meditación de El es suave al considerarlo. C. H. S.
Estoy persuadido de que no hay nadie que consienta en la aplicación del Salmo precedente a Cristo en su tribulación que no reconozca en éste a Cristo en su triunfo.
Allí estaba en el valle oscuro, en el valle de Acor; ahora está en el monte de Sión; allí sufría tribulación y aflicción; ahora recuerda solamente la angustia, porque el gozo de una simiente espiritual ha nacido en el mundo; allí estaba asediado por enemigos mortales que le rodeaban por todos lados; pero aquí ha entrado en lo que está escrito en Salmo 78:65, 66: «Entonces despertó el Señor como si se hubiese dormido, como un guerrero aturdido por el vino. E hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio perpetua afrenta.» Hamilton Verschoyle
Vers. 1. El rey se alegra en tu poder, oh Jehová. Jesús es un personaje real. La pregunta «Luego, ¿tú eres un rey?» recibió su plena respuesta de los labios del Salvador: «Tú dices que yo soy un rey. Para esto he nacido, y para esto vine al mundo, para poder dar testimonio de la verdad.»
No es meramente un rey, sino el Rey; rey sobre las mentes y los corazones, reinando con un dominio de amor ante el cual todos los otros dominios son mera fuerza bruta. Fue proclamado Rey incluso en la cruz, porque allí, verdaderamente, para el ojo de la fe, reinó como en un trono, bendiciendo con más que munificencia imperial a los hijos necesitados de la tierra. C. H. S.
Tu fuerza... tu salvación. No hallamos motivo para el gozo en la fuerza sola. No, no en la fuerza de Dios, si no lleva consigo, además, salvación. Fuerza, no para derribarnos, sino fuerza para librarnos; éste es el aspecto gozoso. Ahora mirémoslo desde el otro lado. Como la fuerza, si termina en salvación, es motivo de gozo, asimismo la salvación, si va con la fuerza, hace que el gozo sea aún más gozoso; porque pasa a ser una fuerte salvación, una poderosa liberación. Lancelot Andrewes
El gozo de que se habla aquí se describe como una nota de exclamación y una palabra de sorpresa: ¡cómo! El gozo de nuestro Señor resucitado ha de ser inefable como su agonía. Si los montes de su gozo se elevan en proporción a la profundidad de los valles de su aflicción, entonces su bienaventuranza sagrada es tan alta como el séptimo cielo. Porque por el gozo que estaba puesto delante de El sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y ahora el gozo crece diariamente, porque reposa en su amor y se regocija sobre sus redimidos con cánticos cuando en su debido orden son llevados a hallar su salvación por su sangre.
Gocémonos en nuestra salvación con nuestro Señor, puesto que viene de Dios, llega a nosotros, se extiende a otros, y pronto va a alcanzar a todos los países. No debemos temer regocijarnos en exceso a este respecto; este fundamento sólido va a sostener el magnífico edificio del gozo. Los gritos de los primitivos metodistas en el entusiasmo de su gozo eran mucho más comprensibles que nuestra propia tibieza. Nuestro gozo debería tener algo de inexpresable. C. H. S.
Y no le negaste la petición de sus labios. Lo que está en el pozo del corazón es seguro que saldrá en el cubo de los labios, y las únicas oraciones seguras son las del deseo del corazón, primero, y las seguidas por la petición de los labios después.
Vers. 3. Porque le has salido al encuentro con bendiciones venturosas. La palabra «prevenir», o salir al encuentro, significa preceder o ir delante, y sin duda Jehová ha precedido a su Hijo con bendiciones. Antes de que murieran los santos eran salvados por el mérito anticipado de su muerte; antes, de que Él viniera los creyentes veían su día y estaban contentos; y El mismo tenía sus deleites con los hijos de los hombres.
El Padre está tan dispuesto a dar bendiciones a través de su Hijo que, en vez de ser constreñido a conceder su gracia, va más adelante que la marcha mediadora de la misericordia. «No digo que rogaré a mi Padre por vosotros, porque el mismo Padre os ama.» Antes que Jesús llamara, el Padre contesta, y cuando Jesús está hablando todavía, Él ya oye. Las misericordias pueden ser comparadas con sangre, pero son dadas gratuitamente. El amor de Jehová no es debido al sacrificio del Redentor, sino que este amor, con sus bendiciones de bondad, precede a la gran expiación y provee la expiación para nuestra salvación.
Lector, será muy acertado y dichoso por tu parte si, como tu Señor, puedes ver a la vez la providencia y la gracia precediéndote, saliendo al encuentro de tus necesidades y preparando tu camino. La misericordia, en el caso de muchos de nosotros, va delante de nuestros deseos y oraciones, y siempre va más deprisa que nuestros esfuerzos y expectativas, y aun nuestras esperanzas se quedan atrás. La gracia preveniente merece cánticos; podemos hacer uno de esta cláusula: prorrumpamos en gritos. C. H. S.
Como si dijera: «Señor, nunca te he pedido un reino, y nunca he pensado en un reino, pero Tú me has precedido con tus bendiciones y tu bondad.» De donde llego a esta conclusión o doctrina: que es una cosa dulce y digna de todo nuestro reconocimiento y agradecimiento el ser precedido por las bendiciones de la bondad de Dios o las buenas bendiciones de Dios.
No es nada nuevo que Dios salga al encuentro de sus hijos con amor y misericordia. Es de esta forma que siempre nos ha tratado, nos trata y nos tratará; así ha tratado siempre con el mundo, con las naciones del mundo, con las ciudades y los pueblos, con las familias y con las almas particulares.
Y dime: ¿qué piensas de este capítulo de Lucas, el quince? Hay tres parábolas: la parábola de la moneda perdida, la de la oveja perdida, y la del hijo perdido. La mujer había perdido la moneda y barrió para hallarla, pero ¿se dirigió la moneda hacia la mujer o la mujer hacia la moneda?
El pastor había perdido su oveja, pero ¿dio los primeros pasos para hallar al pastor la oveja, o fue el pastor el que buscó la oveja? Verdaderamente, se dice con respecto al hijo perdido que el hijo hace la resolución: «Iré a mi padre», pero cuando su padre le vio de lejos, corrió y fue a su encuentro, le besó y le dio la bienvenida a su casa. ¿Por qué? Para mostrar que la obra de la gracia y la misericordia son realizadas en forma de amor que precede. Condensado de William Brige
Una gran porción de nuestra bendición nos es dada antes de que la pidamos o la busquemos. La existencia, la razón, el intelecto, el nacimiento en un país cristiano, la llamada de nuestra nación al conocimiento de Cristo, y Cristo mismo, con muchas otras cosas, nos son concedidas sin que las busquemos, como el derecho de David al trono le fue concedido. Nadie pidió nunca un Salvador, hasta que Dios por su propia cuenta prometió «la simiente de la mujer». William S. Plumer
Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. Jesús llevó la corona de espinas, pero ahora lleva la corona de gloria. Es una «corona» que indica naturaleza real, poder imperial, honor merecido, conquista gloriosa y gobierno divino. Napoleón se coronó a si mismo, pero Jehová coronó al Señor Jesús; el imperio del uno se derritió en una hora, pero el Otro tiene un dominio permanente. C. H. S.
Vers. 4. Vida te demandó. Ezequías pidió una vida, y Dios le, dio quince años, lo cual nosotros consideramos como dos vidas. El da generosamente, y a su propia medida; como hizo el gran Alejandro cuando dio al mendigo una ciudad; y cuando envió a su maestro un barco lleno de incienso y le mandó que sacrificara en abundancia. John Trapp
Vers. 5. Gran gloria le da tu salvación. Señor, ¿quién es como Tú? Salomón, en toda su gloria no podía compararse contigo, ¡Tú que fuiste un tiempo el despreciado Hombre de Nazaret! C. H. S.
Supongamos que todas las arenas de la playa, todas las flores, hierbas, hojas, ramitas y árboles de los bosques, todas las estrellas de los cielos, todas las criaturas racionales, tuvieran la sabiduría y lenguas de los ángeles para expresar la hermosura, gloria y excelencia de Cristo una vez ha ido al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Aun así se quedarían cortos, con toda esta alabanza, en millones de leguas de llegar a la que merece Jesucristo. Isaac Ambrose
Honor y majestad has puesto sobre El. Si hay un peso eterno de gloria, sobremanera grande, para sus humildes seguidores, ¿cuál ha de ser el de nuestro mismo Señor? Todo el peso del pecado fue puesto sobre El; es apropiado que la medida plena de la gloria de llevarlo sea puesta sobre la misma Persona amada. Una gloria conmensurada con su oprobio es la que tiene que recibir, porque se la ha ganado.
No es posible que honremos a Jesús demasiado; aquello que nuestro Dios se deleita en hacer, nosotros podemos ciertamente hacerlo hasta lo sumo. C. H. S.
Feliz el que deja un hueso o un brazo para ponerlo en la corona sobre la cabeza de nuestro Rey, cuyo carro está cubierto de amor. Si hubiera diez mil millones de cielos creados sobre los cielos más altos, y otros tantos encima de ellos, y otros tantos sobre éstos, hasta que los ángeles se cansaran de contarlos, el lugar sería demasiado humilde para establecer el trono principesco de nuestro Señor Jesús en él. Samuel Rutherford
Vers. 7. Por cuanto el rey confía en Jehová, y con la gracia del Altísimo, no ha de vacilar. La misericordia eterna asegura el trono mediador de Jesús. El que es más alto en todo sentido ocupa todas sus perfecciones infinitas en mantener el trono de gracia sobre el cual reina nuestro rey en Sión. No fue desviado de su propósito ni por sus sufrimientos, ni por sus enemigos, ni será desviado del cumplimiento de sus designios. El es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. C. H. S.
Vers. 8. ¿Quién puede resistir el día de su venida? Si los hermanos de José estaban tan aterrorizados que no sabían qué contestarle cuando les dijo: «Yo soy José vuestro hermano», ¿qué les ocurrirá a los pecadores cuando oigan la voz del Hijo de Dios, cuando El venga triunfante sobre ellos en su ira, y les diga: «Yo soy Aquel» a quien despreciasteis; «Yo soy Aquel» a quien ofendisteis; «Yo soy Aquel» a quien crucificasteis?
Si estas palabras «Yo soy» hicieron caer de espaldas a los soldados en el huerto de los Olivos (Juan 18:6), aunque fueron pronunciadas con naturalidad, ¿qué ocurrirá cuando su indignación salga a borbotones y caiga sobre sus enemigos como un rayo que los reduzca a polvo? Entonces gritarán aterrorizados y dirán a las montañas: «Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero» (Apocalipsis 6:16). James Nouet
Vers. 9. Los pondrás como horno de fuego en el día de tu ira. Como haces de leña en un horno arderán bajo la ira del Señor; «serán echados en un horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes».
Éstas son palabras terribles, y los maestros no hacen bien cuando se esfuerzan en presentar razonamientos sofisticados que debiliten su fuerza.
Lector, no consientas en el más leve pensamiento que desprecie el infierno o pronto vas a tener pensamientos tolerantes con el pecado. El infierno de los pecadores debe ser terrible más allá de toda concepción, pues de otro modo no se usaría el lenguaje que tenemos aquí. ¿Quién quiere tener al Hijo de Dios como un enemigo cuando este fin es el que les espera?
La expresión «el día de tu ira» nos recuerda que ahora es el día de la gracia, de modo que hay un tiempo dispuesto para su ira. El juez se sienta en el tribunal en el momento designado. Hay un día de venganza para nuestro Dios; que los que desprecien el día de la gracia recuerden este día de la venganza. C. H. S.
No sólo serán echados en un horno de fuego (Mateo 13:42), sino que ellos mismos serán hechos como un horno de fuego, ellos mismos serán sus atormentadores; las reflexiones y terrores de sus propias conciencias serán su infierno. Los que podrían haber tenido a Cristo para que gobernara sus vidas y los salvara, pero lo rechazaron, y lucharon contra El, incluso el recuerdo de esto será bastante para hacer que su eternidad sea un horno de fuego para ellos. Matthew Henry
Ningún poder puede rescatamos de la ira de Dios; ningún rescate, excepto la sangre de Cristo, puede redimirnos. Una vez la voluntad de Dios es puesta en marcha, todos sus atributos siguen; si su voluntad dice: «Estoy airado», sus ojos buscan el objeto de su ira y lo hallan; su sabiduría prepara la copa, y sus manos afilan la espada, su brazo da el golpe. De, esta manera hay un día de la ira de Dios hacia el pecado, porque El quiere que sea así. John Cragge
Vers. 11. Porque intentaron mal contra Ti. Dios toma nota de sus intenciones. El que quiso hacerlo pero no pudo, es tan culpable como el que lo hizo. La iglesia de Cristo y su causa no sólo son atacadas por los que no la entienden, sino también por los muchos que tienen la luz y la odian.
El mal intencional tiene un virus en sí que no se halla en los pecados de ignorancia; ahora, cuando los impíos con malicia preconcebida, atacan el evangelio de Cristo, su crimen es mayor, y su castigo será proporcionado. Las palabras «contra Ti» nos muestran que el que intenta mal contra el pobre creyente, quiere mal contra el mismo Rey; que tengan cuidado los perseguidores.
Los que fraguan maquinaciones, no prevalecerán. La falta de poder es lo que, como el fango, detiene el pie de los que odian al Señor Jesús.
Tienen la maldad de imaginar, la astucia de intrigar y la malicia de planear iniquidades, pero, bendito sea Dios, fracasan al intentar ejecutarlas; serán juzgados, sin embargo, por lo que tienen en su corazón, y la voluntad será tomada como un hecho en el gran día en que se pasarán cuentas. C. H. S.

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