martes, 7 de febrero de 2012

Tesoros de David: Salmo 37 Charles Spurgeon


Tema: El gran enigma de la prosperidad de los malos y la aflicción de los justos, que ha dejado perplejos a tantos, es tratado aquí a la luz del futuro; la inquietud y lamentos son prohibidos de modo expreso.
Es un Salmo en que el Señor acalla con dulzura las quejas demasiado comunes de su pueblo y calma su mente en cuanto a sus tratos presentes con sus propios escogidos, un rebaño rodeado de lobos. Contiene ocho grandes preceptos, está ilustrado dos veces con afirmaciones autobiográficas, y abunda en contrastes notables. C. H. S.
Este Salmo puede muy bien titularse «El cordial del hombre bueno en los tiempos malos; un remedio soberano en la plaga del descontento, o un antídoto escogido contra el veneno de la impaciencia». Nathanael Hardy en un sermón de un entierro

Vers. 1. No te impacientes a causa de los malvados. El impacientarse es preocuparse, afligirse, sufrir indignación. La naturaleza es capaz de encender un fuego de celos cuando ve a los que quebrantan la ley cabalgando arrogantes, en tanto que los rectos se arrastran en el fango. Parece difícil, al juicio natural, que la carne más exquisita tenga que ir a los perros, mientras que los hijos amados carecen de ella y sufren por su falta.
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. ¿Quién envidia al buey engordado, y con las cintas y guirnaldas que lo decoran, cuando es llevado al matadero? Pues bien, el caso presenta un paralelismo, porque el rico impío no es más que un animal engordado para el matadero. C. H. S.
La reina Elizabeth envidiaba a la lechera cuando ella se hallaba en la cárcel; pero si hubiera conocido qué reino tan glorioso le esperaba después, durante cuarenta y cuatro años, no la habría envidiado. Y el hombre piadoso, aunque se halle en la miseria, no tiene por qué envidiar al inicuo en el fulgor de su prosperidad y bienestar, considerando que él tiene a mano lo que tiene en esperanza. John Trapp
¿De qué les aprovecha la prosperidad? No hace más que apresurarles a su ruina, no a su recompensa. El buey que ara vive más que el que pace; el que le pongan en buenos pastos apresura su matanza; y cuando Dios pone a los inicuos en pastos lozanos, en lugares de honor y poder, esto sólo acelera su ruina. Ludovuco De Carbonte, citado por John Spencer

Vers. 2. Y como el césped verde se secarán. ¡Qué completo es el fin del hombre que se gloría sin término! ¿Vale la pena desgastarnos en la ansiedad sobre el insecto de una hora, algo efímero que muere el mismo día que nace? Dentro de los creyentes hay una semilla viva e incorruptible, que vive y permanece para siempre; ¿por qué hemos de envidiar la mera carne, y la gloria de ella, que no es sino hierba, y flor de hierba?

Vers. 4. Pon asimismo tu delicia en Jehová. En cierto sentido, imita al malvado: él se deleita en su porción; tú atiende a la tuya y, lejos de envidiarle, vas a tener compasión de ellos. No hay lugar para la ansiedad o el afán si recordamos que Dios es nuestro. C. H. S.

Y considera que tu condición en la tierra es tal que te expones a muchos sufrimientos y penalidades que, al no deleitarte en El, nunca puedes estar seguro de poder evitar (porque son comunes a todos los hombres), pero que al deleitarte en El puedes soportar fácilmente.
Además de todo esto, considera seriamente que has de morir. No puedes alterar este hecho de ninguna manera. ¡Qué fácilmente tolerable y placentero será, pues, el pensar que vas a Aquel con quien has vivido ya antes en comunión deleitosa! Y ¡qué terrible el aparecer delante de Aquel con quien te has portado como un extraño y sin mostrarle afecto (a pesar de todos sus requerimientos y solicitudes), según te acusa tu propio corazón! John Howe en Tratado del deleite con Dios.

Vers. 5. Encomienda a Jehová tu camino es traducido en la Vulgata como «Revela viam
Domino»: «revela tu camino»; y san Ambrosio entendía: el revelar nuestros pecados a Dios.
Verdaderamente, es imposible cubrir nuestros pecados, así que ¿por qué no revelárselos? No escondas lo que Dios ya conoce y quiere que le des a conocer. Es un mal oficio el ser secretario del diablo. Interrumpe tus tratos con Satanás revelando tus secretos y tus pecados a Dios. Nathanael Hardy
Y confía en El; y El actuará. El labrador ara, grada y siembra, y luego deja la cosecha a Dios.
¿Qué más puede hacer? No puede cubrir los cielos de nubes, u ordenar lluvia, o hacer salir el sol, o hacer descender rocío. Lo deja todo en las manos de Dios; y esto es para todos la verdadera sabiduría: el confiar obedientemente en Dios, y dejar los resultados en sus manos y esperar su bendición.

Vers. 6. Exhibirá tu justicia como la luz. Cuanto más nos angustiamos en este caso, peor para nosotros. Nuestra fuerza consiste en estar quietos. El, Señor va a dejar en claro al calumniado. Si procuramos su honor, El cuidará del nuestro. Es maravilloso ver, cuando la fe aprende a resistir la calumnia con calma, que la suciedad no la contamina, sino que cae como bolas de nieve sobre un muro de granito. C. H. S.

Vers. 7. Guarda silencio ante Jehová. Y éste es un precepto muy duro para el hombre, hasta el punto que el precepto de acción más difícil es como nada cuando lo comparamos con este mandamiento a la inacción. Jerónimo
La palabra hebrea traducida como «silencio» es dom, probable raíz de «mudo» en algunas lenguas. El silencio que se nos manda aquí se opone al murmurar y quejarse. James Anderson en Comentario a Calvino

Vers. 8. Deja la ira, y depón el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. Uno puede hacer lo malo al angustiarse por la prosperidad del malvado, o imitándole, haciendo lo que él hace, con la esperanza de conseguir su prosperidad. John Gill

Vers. 9. Porque los malhechores serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, heredarán la tierra. La pasión, según la parábola de Bunyan, consigue sus cosas buenas primero, y luego pronto se desvirtúan; la paciencia tiene sus cosas buenas al final, y duran para siempre.

Vers. 10. Pues de aquí a poco no existirá el malvado. Por lo tanto, creyente probado, ¿por qué envidiar a uno que dentro de poco yacerá más bajo que el polvo? Observarás su lugar, y ya no estará allí. Su casa estará vacía, no estará sentado en su silla, su hacienda carecerá de propietario.
Habrá pasado como una nube pasajera, olvidado, como un sueño, borrado por sus propios excesos, o terminando en la penuria por su propio despilfarro. ¿Dónde están sus jactancias y fanfarronadas, dónde la pompa que hace pensar a algunos que el pecador es bendecido? C. H. S.

Vers. 11. Los mansos heredarán la tierra. No los de espíritu altanero, que remueven el mundo para conseguirlo, sino los mansos, que son vapuleados de un rincón al otro, y sufren y apenas se les deja tranquilos en parte alguna. Esta tierra de la cual estaban privados, ahora la poseerán para gozar de ella. John Pennington

Vers. 13. El Señor se reirá de él. Para que la carne no murmure y se queje preguntando a Dios por qué sólo ha de reír el inicuo y no se venga de ellos, se añade la razón de que El ve el día de su destrucción inminente. «Porque ve que le llega su día.» Juan Calvino
Porque ve que le llega su día. El malvado no ve que se acerca su destrucción, que le pisa los talones; se jacta de aplastar a otros, cuando el pie de la justicia ya está levantado para hollarle como el fango de las calles. ¡Pecadores en la mano de un Dios airado, y, con todo, maquinando contra sus hijos! Pobres almas, que embisten la punta de la lanza de Jehová. C. H. S.
Su día fatídico, el día de su muerte, que será también el día de su condenación. John Trapp

Vers. 16. Más vale lo poco del justo, que las muchas riquezas del impío. Preferiríamos pasar hambre con el Bautista que festejar con Herodes; mejor alimentarse de la escasez de los profetas en la cueva de Abdías que envalentonarnos con los sacerdotes de Baal. La felicidad del hombre no consiste en los montones de oro que tiene almacenados. El contento halla multum in parvo, en tanto que al corazón malvado no le basta todo el mundo. C. H. S.
¡Oh, qué consuelo es probar la dulzura del amor de Cristo en cada goce! Cuando podemos decir:
«Cristo me amó y se dio a sí mismo por mí, para que pueda gozar de estas bendiciones», ¡oh, cómo ensalza esto el valor de toda misericordia común! David Clarkson
Como las aguas que fluyen de las colinas de algunas islas de Moluca saben a la canela y clavos que crecen allí, así también tu don, aunque sea sólo agua, sabe a la buena voluntad y la gracia especial del Dador. George Swinnock
Es tan posible que un infiel llene su cuerpo de aire y su pecho de gracia como su mente de riqueza. Les pasa como a los barcos: pueden estar sobrecargados de plata y oro, hasta hundirse, y aún les queda espacio para contener diez veces más. Así, el desgraciado codicioso, aunque tenga bastante para hundirse, con todo, no tiene todavía suficiente para estar satisfecho. John Glascock, sermon

Vers. 16, 17. Nunca debe murmurar un cristiano porque tiene poco, sino más bien ha de bendecir al Dios que ha bendecido lo poco que tiene. Thomas Brooks

Vers. 18. Conoce Jehová los días de los íntegros. Deposita tus días, los pone a resguardo; éste es el significado de la idea en hebreo. John Fry

Vers. 20. Mas los impíos perecerán. Aunque haya fuegos fatuos que se burlan de su presente, su futuro es negro y oscuro, pura noche. C. H. S.
Serán consumidos; se disiparán como el humo. «¿De qué nos ha servido el orgullo?, o ¿qué nos han proporcionado nuestras jactancias de las riquezas?» Estas son las cosas de que hablarán en el infierno los que han pecado. Porque la esperanza de los impíos es como un cardo seco arrastrado por el viento, o la espuma esparcida sobre las olas, o el humo que flota de acá para allá en el aire, o el recuerdo del caminante de un día. Wouter De Stoelwyk

Vers. 25. Ni a su descendencia mendigando el pan. Si alguien dice que el mismo David mendigó -pidió pan a Abimelec y a Nabal-, diré que los casos transitorios y los incidentes súbitos no son la regla, no hacen mendigos; no decimos: «David era un mendigo, o mendigó su pan» porque una vez estuvo en un apuro y pidió pan a Abimelec, y en otro apuro lo hizo a Nabal.
En estos casos inesperados el rico en el mundo puede verse airado para pedir un pedazo de pan.
Un buen hombre puede caer en una necesidad así, pero los hombres buenos muy raramente, si es que ocurre alguna vez, acaban en tanta necesidad. Joseph Caryl

Vers. 25, 26. El hombre bueno siempre es misericordioso y presta; y su descendencia es bendecida. Lo que piensa el mundano hará pobre su posteridad; Dios dice hará la del hombre bueno rica. El precepto nos da una promesa de misericordia a la obediencia, no confinándola al mismo hombre obediente, sino extendiéndola a su descendencia, hasta mil generaciones (Exodo 20:6).
Confía, pues, tus hijos a Cristo; cuando tus amigos fallen, la opresión sea condenada al infierno, tú mismo al polvo, y el mundo haya sido consumido y transformado en ceniza, todavía «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y para siempre.» Thomas Adams

Vers. 34. Espera en Jehová. El que verdaderamente confíe en Dios se mantendrá en el tiempo de Dios, y usará los medios de Dios, y andará por el camino de Dios aunque le parezca que dé vueltas. David Clarkson
Espera... guarda. En tanto que esperamos, procuremos no vacilar. No demos un paso fuera del camino de Dios aunque se nos plante un león delante; no evitemos el deber, para obtener seguridad; sigamos en la senda de Dios, la buena senda antigua (Jeremías 6:16), la senda empedrada con la santidad. «Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad» (Isaías 35:8).
Evita los caminos torcidos, vigila no se desvíen hacia la izquierda y no andes por ella. El pecado cruza nuestras esperanzas, pone barricadas en nuestro camino; un hombre puede esperar hallar el cielo, pero hallará el infierno si sigue un camino pecaminoso. Thomas Watson

Vers. 35. Vi yo al impío sumamente enaltecido «terrible, airado, violento», y que prosperaba como un cedro frondoso. Una figura sorprendente del inicuo en este mundo, firmemente enraizado en las cosas terrenales: crecido en su suelo nativo, orgulloso y altanero en su prosperidad, sin temor de percance alguno. William WILSON

Y ¿por qué un cedro? Porque en invierno, cuando los demás árboles que dan provecho -higueras, manzanos, etc.- están secos y desnudos, el cedro sigue tan verde como en verano.
Así sucede con los inicuos; cuando los hijos de Dios, en las tormentas de la persecución y las aflicciones y miserias, parecen marchitos, como si estuvieran muertos, los malos siguen prosperando, y se ven verdes a los ojos del mundo; se nutren en la riqueza del mundo, pero es para su destrucción; se engordan, pero es para el día de la matanza.
Éste era el caso de Ofni y Fineés; el Señor les dio bastante y permitió que ellos prosperaran en su maldad; pero, ¿cuál era la razón? Él iba a destruirlos. J. Gore, sermón
Vers. 36. Lo busqué, y no fue hallado. Si, impulsados por la curiosidad, inquirimos acerca de los impíos, vemos que no han dejado rastro, como los pájaros de mal agüero, y nadie desea recordarlos. Algunos de los justos más humildes son inmortalizados, sus nombres son fragancia imperecedera en la iglesia, en tanto que los más capaces de los infieles y blasfemos apenas son recordados a los pocos años. Antes estaban en la boca de todos, pero hoy han sido olvidados, porque sólo la virtud es inmortal. C. H. S.

Vers. 37. Considera... y mira. Si Cristo quiso que el nombre de María fuera recordado en el Evangelio hasta el fin de los tiempos por el vaso de ungüento que derramó sobre su cabeza, no podemos imaginar que quiera que los muchos actos piadosos y misericordiosos de sus siervos sean enterrados en el olvido. Nathanael Hardy
El hombre Integro. Así todo santo es perfecto en comparación con los impíos entre los que vive.
En este sentido se dice de Noé: «Era un justo en su generación»; su gracia, comparada con la maldad del antiguo mundo, bien merecía el nombre de perfección; en realidad, todo hombre íntegro es perfecto en comparación con los que francamente son malos, o buenos exteriormente: manchados por la maldad, o con un barniz de santidad. Nathanael Hardy
Considera al Integro, y mira al justo; porque hay un porvenir dichoso para él y para su posteridad. El texto puede dividirse en dos partes:
1) La característica del hombre piadoso;
2) el privilegio del hombre piadoso. Su característica es la perfección; su privilegio es la paz. Aquí tenemos el carácter del santo y la corona del santo; se caracteriza por la integridad o sinceridad y es coronado por la paz.
Aquí tenemos el camino del cristiano y su meta, su movimiento y su descanso. Su camino es la santidad, su meta la felicidad; su movimiento es hacia la perfección y la integridad; su reposo es paz al fin de su jornada. John Whitlock en un sermón de un funeral.
Para morir bien, asegúrate de vivir bien; no hemos de pensar en tener la muerte de Lázaro y la vida del rico Dives; como el que menciona Plutarco, que quería vivir como Creso, pero quería morir como Sócrates.
No, los deseos de Balaam son necios e inútiles; si quieres morir bien, cristiano, has de tener cuidado en vivir bien; si quieres morir sosegado, has de vivir de modo recto; si quieres vivir tranquilo, vive moderadamente; si quieres vivir feliz, vive santamente. John Kitchen, M. A.

Vers. 40. Jehová les ayudará. ¡Qué seguridad la de los santos! ¡Qué certidumbre hay en las promesas! John Trapp
Y los salvará, por cuanto en él esperaron. La fe garantiza la seguridad de los elegidos. Es la marca de las ovejas, por la cual serán separadas de las cabras. No es su mérito, sino su fe, lo que les distingue. C. H. S.
Lutero termina su Exposición de este Salmo con las palabras: «¡Qué vergüenza para nuestra falta de fe, desconfianza y vil incredulidad que no creamos declaraciones tan ricas, poderosas y consoladoras de Dios, y aceptemos con tanta credulidad cualquier cosa que nos digan en sus malvados discursos los impíos! ¡Ayúdanos, oh Dios, para que podamos alcanzar la fe recta! Amén.»

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