Leer | Romanos 8.5-8
Una batalla espiritual se está librando por el control de nuestra mente, porque la manera como pensemos determinará nuestra conducta. Si queremos vencer nuestras tendencias pecaminosas, debemos aprender a vernos como nuevas creaciones que ya no estamos bajo el dominio del pecado. Por la presencia del Espíritu de Cristo en nosotros, tenemos la capacidad de ser “más que vencedores”, independientemente de nuestros pecados del pasado (Ro 8.37).
También tenemos que reconocer las mentiras del enemigo que nos dicen que somos débiles y que fracasaremos otra vez. Después, tenemos que atacar con la verdad de Dios, que declara que el Espíritu de Cristo es mayor que Satanás (1 Jn 4. 4). Debemos enfocar nuestra mente en cosas espirituales (Fil 4.8), para que aprendamos a distinguir entre lo que nos corresponde como creyentes, y lo que no. Por último, debemos optar por el bien (Mt 5.3-11) y rechazar el mal (Gá 5.19-21). Cuanto más seamos dirigidos por el Espíritu, más sensible nos volveremos a sus advertencias sobre la tentación, y mayor será nuestra fortaleza para ganar la batalla por nuestra mente.
La vida llena del Espíritu comienza con el regalo del Espíritu Santo a todos los que hemos recibido a Jesucristo como Señor y Salvador. Esta llenura se convierte en una realidad cuando nos ponemos bajo el control del Espíritu, y se disfruta cuando hacemos uso del poder que Él libera en nosotros. Por tanto, requiere que resistamos la tentación, y mantengamos nuestro estado de sometimiento al Espíritu.
Al comenzar el nuevo año, transforme su “mente independiente”, y experimente las victorias que Dios da a quienes son llenos del Espíritu.
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