La gracia para seguir adelante
Leer | Romanos 16.17-20
“No soporto más”. “Me rindo”. “Renuncio”. Estas son palabras que pueden afectar profundamente la vida de otros, así como la nuestra. Veamos tres factores importantes que podrían causar que expresemos estos sentimientos.
Primero, Satanás y la influencia de sus ángeles caídos pueden hacer que decidamos alejarnos del plan de Dios y que busquemos una manera inmediata de salir de los problemas. El diablo trata de redirigir nuestra atención de la esperanza en Jesucristo, a nuestras emociones negativas. Su estrategia es hacer que nos sintamos desanimados e impotentes para que seamos menos efectivos para Dios.
La segunda razón por la que dejamos de seguir el plan de Dios es la influencia de nuestra cultura. Los incrédulos están siempre listos para dar sus consejos a los creyentes, y con mucha frecuencia encontramos atractivos los métodos y la “sabiduría” del mundo. Se necesita la dirección divina si queremos diferenciarnos del pensamiento de los no creyentes, y aun así permanecer lo suficientemente cerca de ellos para poder comunicarles el sentir y el mensaje de esperanza de Dios.
Tercero, nuestras inclinaciones naturales están en conflicto con nuestra nueva naturaleza, lo que nos tienta a abandonar el camino de Dios (Ro 8.8). El sacrificio no es cómodo; nuestra tendencia innata es hacer lo que nos haga sentir bien, y que sea para beneficio nuestro o de las personas que amamos.
Dios declara que su gracia es suficiente para que sigamos adelante en toda situación. Lo cual significa que nunca tendremos por qué darnos por vencidos.
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