martes, 9 de enero de 2018

Ante la puerta abierta



Ante la puerta abierta

Lo que ocupa el primer lugar en la mente de Dios es la salvación del hombre. Él espera que sus hijos tengamos esa misma mentalidad. Se nos ha encargado compartir el evangelio y discipular a otros. De manera que, debemos enfocarnos en su plan, no en nuestras preocupaciones terrenales (2 Ti 2.4).
Para llevar a cabo su plan, Dios abrirá puertas de servicio para cada uno de nosotros –—en la iglesia local, la comunidad, el lugar de trabajo, o el extranjero. Nuestra parte es estar atentos a las oportunidades, y dispuestos a tener un papel activo. La preparación espiritual incluye oración y un tiempo devocional diario, además de un buen testimonio a la vista de otros creyentes. Ya sea que Dios nos asigne tareas grandes o pequeñas, tenemos que estar en condiciones de aceptarlas. Cuando respondemos su llamado, descubrimos que Él nos ha equipado con todo lo que necesitamos (2 P 1.3).
La tarea más importante en el mundo que vivimos es colaborar con el plan redentor del Padre celestial: Él está rescatando personas del poder del pecado, adoptándolas en su familia, y convirtiendo a quienes fueron antes seres rebeldes y egocéntricos, en un reflejo de su hijo Jesucristo. Quienes somos beneficiarios de la obra salvadora de Dios tenemos la obligación de ayudar en su plan de rescatar a otros. Tenemos la responsabilidad de prepararnos y de obedecer sus instrucciones.
Dios ha preparado trabajo para cada uno de nosotros (Ef 2.10). ¿Cómo le está pidiendo el Señor que utilice sus dones espirituales y sus habilidades para llevar a cabo tales planes?

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