Cómo enfrentar la muerte
Leer | Lucas 23.32-43
El ladrón en la cruz —condenado por Dios y por el hombre— estaba a pocas horas de la muerte. Pero antes de dar su último suspiro, ocurrió algo absolutamente maravilloso. El criminal, que estaba a punto de morir, fue salvado por Jesús frente a la multitud. El nombre del ladrón fue escrito en el libro de la vida del Cordero, y el Señor le prometió un lugar en el paraíso en la presencia de Dios.
En esas tres cruces del Calvario, un ladrón murió en su pecado; otro hombre —el Hijo del Hombre— murió para pagar el castigo por el pecado; y el tercero, un ladrón al igual que el primero, fue redimido del pecado. Su deuda de pecado fue pagada en su totalidad, y se convirtió en parte de la familia de Dios. ¿Qué evidencias tenemos de su conversión?
• Tuvo un cambio de conducta. Al comienzo, ambos ladrones lanzaron insultos y blasfemias contra Jesús (Mt 27.44). En un cambio total de posición, el segundo ladrón reprendió luego al primero por sus palabras (Lc 23.40).
• Reconoció su culpa. El ladrón reconoció públicamente que estaba siendo castigado justamente por sus delitos (v. 41).
• Expresó fe en el Señor. El hombre llamó por nombre a Jesús, reconociendo que Él era un rey con un reino, creyó que había vida después de la muerte, y pidió al Salvador que lo salvara (v. 42).
• La promesa de Jesús al ladrón. El Señor le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (v. 43).
Cada uno de nosotros está apenas a un paso de la muerte. Que esta solemne toma de conciencia le mueva a examinar su vida. ¿Es usted parte de la familia de Dios? ¿Vive para agradar al Señor?
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