miércoles, 3 de junio de 2020
El Tesoro de David; Salmo 56 C.H.Spurgeon
domingo, 22 de febrero de 2015
Devocional
Lectura 22 de Febrero -
"Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo."
1 Samuel: 17: 37.
Esta no es una promesa si consideráramos únicamente las palabras, pero lo es verdaderamente en cuanto a su sentido; pues David habló una palabra que el Señor endosó haciéndola verdadera. Él argumentaba, partiendo de pasadas liberaciones, que recibiría ayuda en algún nuevo peligro. En Jesús, todas las promesas son Sí y Amén para la gloria de Dios por medio de nosotros, y así los tratos anteriores del Señor con Su pueblo creyente, serán repetidos. Procedamos, entonces, a recordar las anteriores misericordias del Señor. Nosotros no podríamos haber esperado ser librados anteriormente por nuestra propia fuerza; pero el Señor nos liberó. ¿Acaso no nos salvará otra vez? Estamos seguros que lo hará. Así como David corrió para enfrentarse al enemigo, así lo haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está con nosotros, y ha dicho:"No te desampararé, ni te dejaré." ¿Por qué nos estremecemos? ¿Acaso fue un sueño el pasado? Piensen en el oso y en el león, ya muertos. ¿Quién este filisteo? Es cierto que no se trata del mismo filisteo, y tampoco es oso ni león; pero Dios sí es el mismo, y Su honor está tan involucrado en un caso como en el otro. Él no nos salvó de las bestias del bosque para permitir que un gigante nos mate. Tengamos mucho ánimo.
martes, 4 de febrero de 2014
Tesoro de David: Salmos 52, charles Spurgeon
Un Salmo con instrucción. Incluso la malicia de un Doeg puede proporcionar instrucción a un David. «Salmo de David». El era el objeto principal del aborrecimiento extremo de Doeg y, por tanto, la persona más apropiada para sacar del incidente la lección que lleva incluida en sí.
Vers. 1. ¿Por qué te jactas de maldad, oh tirano? Doeg no tenía mucho de qué alabarse, por haber procurado la matanza de un grupo de sacerdotes indefensos. Un hombre poderoso, sin duda, que mataba a otros hombres que nunca habían tocado una espada. Debía sentirse avergonzado de su cobardía. ¡No había motivo para su exultación! Títulos de honor que no son sino una ironía cuando el que los lleva es cruel y mezquino. C. H. S.
La misericordia de Dios dura todo el día. Contrasta la bondad de Dios con el poder y riqueza de Doeg, y el fundamento de la bondad de Dios, que permanece para siempre y se muestra efectiva. Hermann Venema
Vers. 2. Como navaja afilada su lengua trama engaños. La manera astuta y hábil de ejecutar una intriga malvada ni esconde ni atenúa su maldad. El asesinato con una navaja afilada es tan cruel como matar con un hacha. Una mentira formulada con maña y facilitada por el aceite del ingenio es una locura igual al intento burdo para engañar. William S. Plumer
Vers. 3. Selah. Hagamos una pausa y consideremos al mentiroso altanero y fanfarrón. Doeg ya no existe, pero hay otros perros que ladran al pueblo de Dios. El ganadero de Saúl está enterrado, pero el diablo tiene a otros que de buena gana llevarían a sus santos como ovejas al matadero.
Vers. 4. Has amado. Te gusta el lenguaje soez y bajo. Palabras perniciosas. Hay palabras que, como la boa constrictora, se tragan al animal entero, o como los leones, que los despedazan primero; estas palabras las mentes malvadas las tienen en gran estima. Su oratoria es siempre furiosa y sanguinolenta. Emplean lo que puede provocar más fácilmente las pasiones más bajas de los hombres, y creen que el alimentar la locura de los inicuos es hacer gala de elocuencia de primer orden.
¡Oh engañosa lengua! Los hombres pueden decir cosas perniciosas, y hacerlo bajo el pretexto de justicia. Dicen que sienten celo por el derecho, pero lo que procuran es derribar la verdad y la santidad, y lo hacen con astucia, bajo pretextos que son transparentes.
Vers. 7. He aquí. Mirad aquí, y leed el epitafio de un hombre poderoso, que se enseñoreó orgullosamente durante su corta hora y puso su talón sobre el cuello de los escogidos del Señor.
No puso a Dios por su fortaleza. ¡He aquí el hombre, grande, vanidoso! Fundó su fortaleza, no en Dios; se glorió en su poder, no en el Todopoderoso. ¿Dónde se encuentra ahora? ¿Qué tal le ha ido en la hora de su necesidad? Contemplad su ruina y recibid instrucción.
Si no que confió en la multitud de sus riquezas. Se enorgullecía de los bienes que había recogido y los atropellos que había cometido. La riqueza y la maldad eran sus compañeras; en combinación eran un monstruo. Cuando el diablo es el amo de la bolsa, es un diablo de veras.
Beelzebú y mamon calientan juntos el horno siete veces más para el hijo de Dios, pero al fin sólo
consiguen su propia destrucción. Siempre que vemos hoy a un hombre eminente en el pecado y en hacienda, haremos bien considerando su fin y poniendo este versículo en nuestra mente como su epitafio. C. H. S.
lunes, 26 de agosto de 2013
Tesoros de David; Salmos 51, Charles Spungeon,
Título: «Al músico principal.» Por tanto, no fue escrito para meditación privada solamente, sino para el servicio público de canto. Apropiado para la intimidad de la penitencia individual, este Salmo incomparable se adapta también para una asamblea de pobres en espíritu. «Un Salmo de David.» Es maravilloso, pero es un hecho que ha habido escritores que han negado la paternidad de David para este Salmo, si bien sus objeciones son frívolas; el Salmo es por completo de David. Sería más fácil imitar a Milton, Shakespeare o Tennyson que a David. Su estilo es
totalmente sui generis, y es tan distinguible como el diseño de Rafael o el dolorido de Rubens.
No puede excusarse el gran pecado de David, pero hay que recordar que su caso presenta una serie de coincidencias especiales. Era un hombre de pasiones fuertes, y un monarca oriental con poder despótico; ningún otro rey de su tiempo habría sentido la menor compunción por un acto así, y por ello no estaba rodeado por las restricciones de la costumbre y la asociación que, cuando son infringidas, hacen la ofensa más escandalosa.
Él nunca insinúa ninguna forma de atenuante, ni mencionamos nosotros estos hechos con miras a excusar su pecado, que era detestable en el más alto grado; sino para advertencia a los demás, y que reflexionen que la licencia que se permiten ellos mismos en estos días puede tener consecuencias y culpa más grave que en el caso del Rey de Israel que cometió este yerro.
Cuando recordamos su pecado, insistamos principalmente en su penitencia y en la larga serie de castigos que siguieron y que hicieron del resto de su vida una historia tan luctuosa. C. H. S.
Este Salmo es la joya más preciosa de todo el Libro, y contiene instrucción tan importante y doctrina tan grande que la lengua de los ángeles no podría hacer justicia a su pleno desarrollo. Victorinus Strigelius
Este Salmo es titulado con frecuencia y apropiadamente «La Guía del Pecador». En algunas versiones es una ayuda para el pecador arrepentido. Atanasio recomienda a algunos cristianos, a quienes está escribiendo, que lo repitan cuando se despierten por la noche. Todas las iglesias evangélicas están familiarizadas con él. Lutero dice: «No hay otro Salmo que sea cantado u orado con mayor frecuencia en la iglesia.» Este es el primer Salmo en que tenemos la palabra Espíritu usada en su aplicación al Espíritu Santo. William S. Plumer
Éste es el más conmovedor de todos los Salmos, y estoy seguro que es uno de los que me son más aplicables. Parece haber sido la efusión de un alma dolorida por el sentimiento de una trasgresión seria y reciente. Dios mío, tanto si es reciente como si no lo es, hazme sentir la enormidad de mis múltiples ofensas y no recuerdes contra mí los pecados de mi juventud. Thomas Chalmers
Vers. 1. Ten piedad de mí, oh Dios. David apela al instante a la misericordia de Dios, antes incluso de mencionar su pecado. La vista de la misericordia es buena para los ojos que duelen del llanto penitencial. El perdón del pecado siempre ha de ser un acto de pura misericordia, y por tanto es a este atributo que ha de dirigirse el pecador despertado. C. H. S.
No me atrevo a decir mi Dios, porque esto sería presunción. Te he perdido a Ti por mi pecado, me he distanciado de Ti al seguir al enemigo, y por tanto no soy limpio. No me atrevo a acercarme a Ti, sino que me quedo a distancia y elevo mi voz con emoción y contrición de corazón, y clamo y digo: «Ten piedad de mí, oh Dios.» Del Comentario sobre los siete Salmos penitenciales, de fuentes antiguas, por el Rev. Forbes, obispo de Brechin Conforme a la multitud. Los hombres se quedan aterrorizados ante la multitud de sus pecados, pero aquí hay consuelo: nuestro Dios tiene multitud de misericordias. Si nuestros pecados fueran en número como los cabellos de nuestra cabeza, las misericordias de Dios son como las estrellas de los cielos; y como El es un Dios infinito, sus misericordias son infinitas; si, muchas más que nuestros pecados, como Él mismo está por encima de nosotros pobres pecadores. Archibald Symson
Vers. 2. Lávame afondo de mi maldad. El tinte es en sí indeleble, y yo, pecador, he permanecido sumergido en él largo tiempo, hasta que el carmesí ha quedado fijado; pero, Señor, lávame, lávame y lávame de nuevo, hasta que la última mancha haya desaparecido y no quede rastro en mí de mi contaminación. El hipócrita se contenta con que sean limpiados sus vestido; pero el verdadero penitente dama: «Lávame a mí.» Uno de los pecados es contra Betsabe, que
sirvió para mostrar al Salmista toda la montaña de su iniquidad, de la cual este hecho nefando era sólo una piedra desprendida. Su deseo es librarse de toda la masa de su inmundicia, que, aunque poco notada antes, ha pasado a ser un terror horrible y alucinante para su mente. C. H. S.
De donde aprendemos qué cosa tan vil, asquerosa y miserable es el pecado a la vista de Dios; tiñe el cuerpo del hombre, y tiñe su alma, y le hace más vil que la más vil de las criaturas; ningún sapo es más vil y repugnante a la vista del hombre que un pecador manchado y contaminado por el pecado a la vista de Dios, hasta que es limpiado y lavado en la sangre de Cristo. Samuel Smith
Y límpiame de mi pecado. Esta es una expresión más general, como si el Salmista dijera: «Señor, si no basta con lavarme, prueba otro medio; si el agua no sirve, prueba el fuego; no dejes nada sin probar, para que pueda ser purificado. Líbrame de mi pecado por el medio que sea, por todos los medios, sólo purifícame por completo, y no dejes culpa en mi alma.» No es por causa del
castigo que dama, sino por el pecado.
Muchos criminales están más alarmados ante la horca que en presencia del crimen que los lleva a ella. El ladrón se deleita en el pillaje, aunque teme la cárcel. No es así David; el pecado le trastorna por ser pecado; sus gritos más penetrantes son contra el mal de su trasgresión y no contra las penosas consecuencias de la misma. Cuando tratamos seriamente con nuestro pecado, Dios nos trata cuidadosamente a nosotros. Cuando aborrecemos lo que aborrece el Señor, Él
pronto va a poner fin al tormento y nos devolverá el gozo y la paz. C. H. S.
El pecado es repugnante: pensar en él, hablar de él, escuchar acerca de él, hacerlo; en una palabra, sólo hay en ello ruindad y vileza. Arcribald Symson
Vers. 3. Porque yo reconozco mis delitos. Parece decir: «Hago plena confesión de ellos.» No es esto lo que alego para obtener perdón, sino que es una evidencia clara de mi necesidad de misericordia, y soy por completo incapaz de buscarla en otra dirección.
Y mi pecado está siempre delante de mí. Mi pecado, en conjunto, nunca se aparta de mi mente; está oprimiendo mi espíritu sin tregua. Lo pongo ante Ti porque está siempre delante de mí; Señor, apártalo de Ti y de mí. Para una conciencia despierta, el dolor, a causa del pecado, no es pasajero y ocasional, sino intenso y permanente, y esto no es una señal de la ira divina, sino más bien un prefacio seguro del favor inminente. C. H. S
David confiesa y admite su pecado como propio. Aquí está nuestra riqueza: ¿qué es lo que podemos llamar nuestro sino el pecado? Nuestro alimento y vestido, las cosas necesarias para la vida, son algo prestado. Venimos al mundo, hambrientos y desnudos; pedimos prestadas estas cosas y no merecemos ninguna aquí. Nuestro pecado vino con nosotros, como confiesa después David. Tenemos derecho por herencia al pecado, recibiéndolo por la transmisión de nuestros
padres; tenemos derecho a poseerlo. Como Job: «Tú me haces poseer los pecados de mi juventud.» Samuel Page
Vers. 4. Contra Ti, contra Ti solo he pecado. Un pecado de debilidad puede admitir algo de excusa; un pecado de ignorancia puede encontrar excusa; pero un pecado de desafio no tiene defensa. Sir Richard Baker
Hay una pena de origen divino que lleva al hombre a la vida; y esta pena es obrada en el hombre por el Espíritu de Dios, y en el corazón del que es piadoso; que lamenta el pecado porque ha ofendido a Dios, que es tan tierno y dulce como Padre hacia él. Y aunque no hubiera cielo que perder ni infierno que obtener, con todo, está triste y apenado en el corazón, porque ha agraviado a Dios. John Welch
Y he hecho lo que es malo delante de tus ojos. El cometer una traición en el mismo tribunal del rey y delante de sus ojos es una verdadera insolencia; David sentía que su pecado había sido cometido en toda su repulsividad mientras Jehová le estaba mirando. Nadie excepto el hijo de Dios se preocupa del ojo de Dios, pero donde hay gracia en el alma está refleja la culpa espantosa ante el acto malo, cuando recordamos que Dios a quien ofendimos estaba presente cuando se cometía la trasgresión.
Vers. 5. Mira que en maldad he sido formado. David está anonadado por el descubrimiento de su pecado innato, e inmediatamente lo pone delante. Esto no es con la intención de justificarse, sino más bien de completar la confesión. Es como si dijera: «No sólo he pecado esta vez, sino que soy por mi propia naturaleza un pecador. La fuente de mi vida está contaminada ya en su comienzo. Las tendencias por mi nacimiento están desequilibradas: me inclino a las cosas prohibidas. La mía es una enfermedad constitucional, que hace mi misma persona detestable para tu ira.»
Y en pecado me concibió mi madre. Vuelve a los primeros instantes de su ser, no para culpar a su madre, sino para reconocer las raíces más profundas de su pecado. Negar el pecado original y la corrupción natural que nos enseña la Escritura es ponerse frente a frente de la misma. Sin duda, a los hombres que se revuelven contra esta doctrina es necesario que les enseñe el Espíritu Santo cuáles son los primeros principios de la fe. C. H. S.
Vers. 5, 6. Es un mirar de asombro, como hallándose delante del grande y santo Dios; y, por tanto, lo hace seguir de otro (en el original), dirigido a Dios: «Mira, Tú amas la verdad en lo íntimo.» Y es como si dijera en ambos: «¡Oh, hasta qué punto estoy abrumado cuando me miro, por un lado, a mí mismo y veo lo infinitamente corrupto que soy en la misma constitución de mi naturaleza, y, por otro, contemplo y considero qué Dios tan infinitamente santo eres Tú, en tu naturaleza y ser, y qué santidad es la que requieres! ¡Estoy del todo abrumado al darme cuenta de las dos cosas, y no puedo mirar más, ni aun a Ti, oh Santo Dios!» Thomas Goodwin
Vers. 6. Tú amas la verdad en lo íntimo. Dios exige realidad, sinceridad, verdadera santidad, fidelidad del corazón. No tiene interés en la pureza pretendida; mira la mente, el corazón, el alma. El Santo de Israel siempre ha estimado a los hombres en su naturaleza interior, y no en lo que profesan exteriormente; para El, lo interior es tan visible como lo exterior, y juzga
rectamente que el carácter esencial de una acción se halla en el motivo del que la ejecuta.
Vers. 7. Purifícame con hisopo. Dame la realidad simbolizada por las ceremonias legales. Este pasaje debe ser leído como la voz de la fe, así como una oración, y dice: «Límpiame con hisopo, y seré limpio.» Sucio como estoy, hay tal poder en la propiciación divina que mi pecado desaparecerá.
Y quedaré más blanco que la nieve. Nadie sino Tú puede emblanquecerme, pero Tú puedes en tu gracia rehacer la naturaleza y ponerla en su estado más puro. La nieve pronto recoge humo y polvo; se derrite y desaparece; Tú puedes darme una pureza permanente. La nieve es blanca por debajo, así como en la superficie; Tú puedes obrar con una pureza semejante en mí y hacerme tan limpio que sólo con una hipérbole -más blanco- se pueda expresar mi condición inmaculada.
Señor, ¡hazlo!; mi fe cree que lo harás, y sabe bien que puedes hacerlo.
Las Escrituras contienen pocos versículos en que se exprese una le tan plena como ésta.
Considerando la naturaleza del pecado y el profundo sentido que tiene el Salmista del mismo, es una fe gloriosa la que puede ver en la sangre un mérito más que suficiente para purificarla enteramente. C. H. S.
Pero, ¿cómo es posible esto? Todos los tintes de la tierra no pueden teñir el rojo y volverlo blanco; ¿cómo es posible, pues, que mis pecados, que son rojos como el carmesí, puedan ser hechos más blancos que la nieve? Realmente esta retrogradación no es obra del arte humano; tiene que ser obra de Aquel que hizo retroceder diez grados el sol en el reloj de Acaz; porque Dios tiene un salitre de gracia capaz no sólo de desvirtuar el rojo de los pecados carmesí, sino la
negrura de los pecados mortales y dejar el alma blanca y pura.
Pero la blancura como la que se manifiesta en la nieve no va a ser útil, porque, como en el caso de Guejazí, que «salió de delante de Elías leproso y blanco como la nieve», lo que necesitamos, según dice Da-vid, es ser hechos «más blancos que la nieve». Y esta blancura es la que se obra en nosotros por dentro al ser lavados por Dios, porque no hay nieve que sea tan blanca a los ojos de los hombres como la del alma limpiada de pecado a los ojos de Dios. Sir Richard Baker
Vers. 8. Hazme oír gozo y alegría. Así como el cristiano puede ser el hombre más apenado del mundo, así también no hay otro más gozoso que él, porque la causa de su gozo es la mayor. Y al ser su mi seria grande, su liberación es grande, y por ello su gozo es máximo. Archibald Symson
Y se recrearán los huesos que has abatido. David gemía no por meras heridas de la carne; sus potencias más firmes y tiernas estaban «quebrantadas, desmenuzadas»; su humanidad había sido dislocada, magullada. Con todo, si el que había triturado quería curar, cada herida pasaría a ser una boca para el canto; cada hueso, temblando antes en la agonía, una fuente de intenso deleite.
La figura es atrevida, y lo mismo el suplicante. Está pidiendo una gran cosa: busca gozo para un corazón pecaminoso, música para los huesos abatidos. ¡Una adoración asombrosa de ser enviada a cualquier parte excepto al trono de Dios! Más asombrosa allí aún, de no ser por la cruz en que Jehová Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo en el madero. C. H. S.
Vers. 9. Oculta tu rostro de mis pecados. Dice en el tercer versículo que su pecado está siempre dlelante de su vista, y ahora ruega que Dios lo quite de la vista de El. Este es un orden correcto.
Si tenemos nuestros pecados frente a nuestros ojos para considerarlos, Dios los echará tras su espalda para perdonarlos; pero silos recordamos y nos arrepentimos, El los olvidará y los perdonará. William Cowper
Borra todas mis maldades. Si Dios no esconde su rostro de nuestro pecado, tiene que esconderlo para siempre de nosotros; y si El no borra nuestros pecados, tiene que borrar nuestros nombres del libro de la vida.
Vers. 10. ¡Crea! ¿Qué? ¿De tal forma nos ha destruido el pecado que el Creador tiene que ser invocado de nuevo? ¡Qué ruina ha obrado el mal entre la Humanidad! Crea en mí. Yo, en mi fábrica externa, existo todavía; pero estoy vacío, desierto por dentro. Ven, pues, y que tu poder sea visto en una nueva creación dentro de mi yo caído. Tú hiciste a un hombre en el mundo al principio; Señor, haz un nuevo hombre en mi.
Un corazón limpio. En el versículo siete ha pedido ser limpiado; ahora busca un corazón apropiado a este estado de limpieza; pero no dice: «Limpia mi viejo corazón»; tiene demasiada experiencia en la inutilidad de la vieja naturaleza. Quiere el viejo hombre enterrado como algo muerto, y que una nueva creación ocupe su lugar. Nadie sino Dios puede crear, sea un nuevo corazón o una nueva tierra.
Vers. 11. No me eches de delante de Ti. No me eches como inútil; no me expulses, como a Caín, de tu presencia, de tu rostro y de tu favor. Permíteme estar sentado entre los que participan de tu amor, aunque sea atendiendo la puerta. Merezco que se me niegue para siempre la entrada en tus atrios; pero, oh buen Señor, permíteme este privilegio todavía, que es tan caro para mí como la vida.
Vers. 12. Devuélveme el gozo de tu salvación. Nadie sino Dios; puede volver este gozo; El puede hacerlo; nosotros podemos pedirle lo hará para su propia gloria y nuestro beneficio. Este gozo no viene al principio, pero sigue al perdón y la purificación; en este orden es seguro, en otro es vana presunción y delirio insano. C. H. S.
Es un gran consuelo para el hombre que ha perdido su recibo por una deuda pagada el recordar que la persona con quien trata es buena y justa, aunque él no pueda hallar de momento la prueba del pago. El Dios con quien tratas es un Dios de gracia; lo que has perdido, El puede restaurarlo (la evidencia de tu gracia, quiero decir). William Gurnall
¿Cómo puede restaurar Dios lo que no quitó? Porque, ¿puedo yo acusar a Dios de haberme quitado el gozo de su salvación? Oh Dios de gracia, no te acuso de habérmelo quitado, sino que yo lo he perdido. Sir Richard Baker
Renueva un espíritu recto dentro de mí. Me siento tentado a pensar que ahora soy un cristiano firme y que he vencido este deseo y el otro, siempre y cuando estoy en el hábito de la gracia opuesta, de modo que no hay temor; puedo aventurarme muy cerca de la tentación, más cerca que los demás.
Esto es una mentira de Satán. Podría lo mismo pensar que la pólvora, con el hábito, adquiere el poder de resistir el fuego, de modo que no la afectará la chispa. Cuando la pólvora está mojada resiste la chispa, pero cuando está seca, está a punto de explotar al primer contacto. En tanto que el Espíritu reside en mi corazón, me amortigua para el pecado; de modo que si legalmente tengo que pasar por la tentación, puedo contar que Dios me llevará al otro lado incólume. Pero cuando el Espíritu me deja, soy como la pólvora seca. ¡Oh, dame un sentimiento bien claro de esto! Robert Murray Mcheyne
Una madre amante escoge el lugar apropiado y el momento oportuno para permitir que su hijo se caiga; el niño está aprendiendo a andar y se excede en su confianza, por lo que si se pone en un lugar peligroso, poseído de toda su confianza, puede causarse grave daño al caer. Así que le permite que caiga en un lugar y una forma en que no pueda causarse mucho daño, un daño saludable, pero no peligroso. Ahora ha perdido su confianza y se agarra con más asiduidad al brazo fuerte de su madre, que le sostiene en todos sus pasos.
Así David, este niño del gran Dios, ha caído; es una caída grave, y sus huesos están fracturados, pero ha sido, con todo, una lección provechosa para él; ya no tiene confianza en sí mismo; su confianza no está ahora en el brazo de carne. «Renueva un espíritu recto dentro de mí» Thomas Alexander
Vers. 13. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos. Los cazadores furtivos redimidos son los mejores guardabosques. El haber sido perdonado le será útil, porque ha sido enseñado en la escuela de la experiencia, y su manera va a ser convincente, porque hablará con simpatía, como uno que siente lo que declara. La audiencia que el Salmista escogería es digna de ser notada: instruirá a los transgresores como él mismo; los demás pueden despreciarlos, pero «un compañero de fatigas crea un lazo de simpatía». Si es indigno de edificar a los santos, se arrastrará con los pecadores y les hablará humildemente del amor divino.
Vers. 14. Líbrame de la sangre derramada. Él había sido causa de la muerte de Urías el heteo, un súbdito suyo fiel y leal, y ahora confiesa el hecho. Además, su pecado de adulterio era una ofensa capital, y él admite que es digno de muerte. Los penitentes sinceros no procuran hacer frases elegantes para confesar sus pecados, sino que van al grano y llaman al pan, pan y al vino, vino, y se lo sacan del pecho. ¿Qué otro curso puede ser racional al tratar con el Omnisciente?
Oh Dios, Dios de mi salvación. No se había atrevido a llegar tan cerca antes. Hasta ahora había dicho sólo ¡oh Dios!, pero ahora exclama: «Oh Dios de mi salvación.» La fe aumenta con el ejercicio de la oración. Confiesa su pecado de modo más claro en este versículo que antes, y, con todo, trata con Dios con más confianza; el ir hacia arriba y al mismo tiempo hacia abajo es algo perfectamente compatible. Nadie sino el rey puede remitir la pena de muerte; por tanto, es un
gozo para la fe que Dios sea el Rey, y que El sea el autor y consumador de nuestra salvación.
Y mi lengua cantará tu justicia. Uno podría más bien haber esperado que dijera: «Y mi lengua cantará tu misericordia»; pero David puede ver el camino divino de la justificación, esta justicia de Dios de la que Pablo habló más tarde, por la cual los impíos son justificados, y promete cantar, sí, y cantar con gozo sobre los caminos de la misericordia justa.
Después de todo, es la justicia de la divina misericordia que es su maravilla suprema. Observa que David, en el último versículo, se ofrece para predicar, y ahora para cantar. No podemos nunca hacer demasiado para el Señor, a quien debemos más que nuestro todo. Si pudiéramos ser predicadores, porteros, cantores, cuidadores, todo en uno, todo ello no sería bastante para mostrar nuestra gratitud. Un gran pecador perdonado se vuelve un buen cantor. El pecado tiene una voz resonante, y así debe ser nuestro agradecimiento. No cantaremos nuestras propias alabanzas si somos salvados, sino que nuestro tema será el Señor nuestra justicia, en cuyos méritos somos justamente aceptados en justicia.
Vers. 15. Y publicará mi boca tu alabanza. Si Dios le abre la boca, es seguro que es para obtener su fruto. Según sea el guardián de la puerta es el carácter de lo que sale de los labios del hombre; cuando las que abren la puerta son la vanidad, la ira, la falsedad y las pasiones, salen de ella las peores maldades. C. H. S.
Si deseamos guardar la puerta de la casa de Dios, roguemos a Dios primero que seamos, buenos guardadores de la puerta de nuestra propia casa, para que El cierre nuestra boca contra palabras impropias y abra la puerta de nuestros labios «para que nuestra boca publique su alabanza». Esta era la oración de David, y debería ser tu práctica, para lo cual observa tres puntos especialmente:
¿Quién?: El Señor; ¿qué?: abre mis labios; ¿por qué?: para que mi boca publique tu alabanza. John Boys
David pide que sus labios sean abiertos; en otras palabras, que Dios le dé motivo de alabanza. El significado que solemos dar a la expresión es que Dios dirija su lengua por medio del Espíritu de modo que le haga apto para cantar sus alabanzas. Pero, aunque sea verdad que Dios ha de proveernos las palabras, y que si no lo hace no podemos por menos que quedar en silencio, David parece dar a entender que debe callar hasta que Dios le llame al ejercicio de la acción de
gracias al concedernos el perdón. Juan Calvino
Vers. 16, 17. ¿Es algo roto útil aún para algo? ¿Podemos beber en un vaso roto? ¿Podemos apoyarnos en un cayado roto? Aunque otras cosas puedan quedar peores por haber sido rotas, con todo, el corazón nunca está en mejores condiciones que cuando está quebrantado o partido, porque si no está partido no podemos ver lo que hay dentro; aunque Dios ama un corazón entero en su afecto, pese a ello, ama el corazón quebrantado en el sacrificio. Sir Richard Baker
Vers. 17. Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado. Cuando el corazón lamenta su pecado, Tú te complaces más que cuando los becerros sangran bajo el cuchillo. C. H. S.
martes, 1 de mayo de 2012
Mensaje en Audio: "¿Pan común o Pan sagrado?
TITULO: ¿PAN COMÚN O PAN SAGRADO?
TEXTO: lº Samuel 21:3 – 4
INTRODUCCIÓN: Encontramos en este texto dos personas importantes. David y el Sacerdote. David aunque fugitivo llegaría a ser rey, pero en este caso la persona con más autoridad es el Sacerdote.
Descripción del sacerdote: Intermediario entre Dios y el hombre, puesto por Dios a favor del hombre. Lleva la responsabilidad de interceder, orientar y ayudar al pueblo en las debilidades.
I. EL SACERDOTE … Malaquías 2:7
1) Los labios del sacerdote han de guardar sabiduría...Guardar;
Dice dicc: Océano "Observar y cumplir lo que cada uno debe por obligación.
- No dejar que desaparezca o se altere algo, como una tradición.
"Es el deber de los sacerdotes enseñar a la gente a conocerme, y todos deben acudir a ellos para recibir instrucciones, porque ellos son los mensajeros del Señor Todopoderoso" (Versión Popular Dios habla hoy)
2) De su boca el pueblo buscará la ley, sobretodo demandarán:
a) Instrucciones
b) Palabras de orientación
c) Palabras de sabiduría
d) Palabra de Dios
II. EL PAN COMÚN Llamaremos al pan común lo que cotidianamente podemos; oír :
1) De fuentes humanas: Experiencias, testimonios, libros de autoayuda...
2) Esto no se diferencia de Sicólogos
3) " " " " de Terapeutas
4) El pan común lo puede tener la vecina, un amigo que no conoce a Dios, un ateo o un hereje...pero no corresponde a un sacerdote.
III. EL PAN SAGRADO *(Se, dice sagrado cuando se ha consagrado con algún propósito especifico, se lo ha dedicado para un fin o su origen es sagrado)
1) Continuamente el pan sagrado era renovado (cada 7 días)
a) No podemos tener siempre el mismo discurso, enseñanza o forma de presentar a Cristo.
b) Cada día buscar lo que Dios tiene para nosotros hoy, no sirve el pan viejo... de 10 meses, 1 año, tal vez este podrido y haga daño hay que recurrir a la provisión inagotable de Dios.
c) Como sacerdotes, que la palabra sea un pan fresco en nuestros labios que alimente al hambriento…
Ejemplo: El Señor dijo dadle vosotros de comer.. .Mateo 14:13-2l
IV. PREPARACIÓN DEL PAN SAGRADO (Ver arriba *)
1) ¿Porque era sagrado?
a) Preparado según ordenanzas de Dios: Se hacia siguiendo instrucciones dadas por Dios.
b) Preparada por hombres rendidos a Dios: No lo hacia cualquiera.
c) Preparado para ser puesto ante Dios: En el Tabernáculo había una mesa especial en el Lugar Santísimo.
d) Administrado por hombres de Dios; Sacerdotes. El pan que tenemos para dar depende de nuestra: DISPOSICIÓN, ENTREGA, DISCIPLINA Y DETERMINACIÓN
"NO CUALQUIERA PUDE TENER PALABRA DE DIOS"
V. MODO DE IMPARTIR EL PAN SAGRADO
1) Lo daré si al menos tus criados se han guardado de mujeres. Para impartir el pan encontramos aquí lo siguiente:
a) Aquellos que vienen a buscar el pan deben respetar el ambiente: (El lugar donde estaba el sacerdote todo era sagrado)
b) Debían por lo menos estar limpios de contaminación o querer ser limpios.
c) Si queremos distribuir lo SAGRADO entre PECADORES, debe prevalecer el ESPÍRITU SAGRADO sobre todo PECADO
d) Si tenemos algo sagrado para dar los receptores deberán adaptarse a ello y no nosotros adaptar lo sagrado a lo común.
COCLUSIÓN: Hoy como ayer muchas personas con necesidad vendrán al sacerdote en busca de pan o algo para saciar su hambre:
1) ¿TENEMOS PAN?
2) ¿QUE PAN TENEMOS?
3) ¿CON QUE APTITUD LO DAMOS?
¡Para finalizar! ¿No era acaso el pan símbolo de Cristo, el Pan de Vida? Si, lo era, quiero decirte que no podemos dar mucho de Cristo, si tenemos poco de La Palabra que habla de este Cristo...
viernes, 11 de febrero de 2011
TESOROS DE DAVID "SALMO 6" Charles Spurgeon

Este salmo es llamado comúnmente el primero de los «Salmos penitenciales», y ciertamente su lenguaje corresponde a los labios de un penitente, porque expresa a la vez la pena (vers. 3, 6, 7),la humillación (vers. 2, 4) y el aborrecimiento del pecado (vers. 8), que son las marcas infalibles del espíritu contrito que se vuelve a Dios.
Vers. 1. Jehová, no me reprendas en tu enojo. El Salmista se da cuenta de que merece ser reprendido, y no pide que la reprensión sea suprimida totalmente, porque podría perder una bendición escondida, sino: «Señor, no me reprendas en tu enojo.» Si Tú me recuerdas mi pecado, está bien; pero, ¡oh!, no me lo recuerdes cuando estés enojado contra mi, para que el corazón de tu siervo no desmaye. Así dice Jeremías: «Oh Señor, corrígeme, pero con moderación; no en tu ira, para que no me destruyas.» C. H. S.
Vers. 2. Ten misericordia de mí, oh Jehová. Para huir y escapar de la ira de Dios, David no ve ningún medio en el cielo ni en la tierra, y por tanto se acerca a Dios, aunque le haya herido, para que pueda sanarlo. Huye, no como Adán a la espesura, ni como Saúl a la hechicera, ni como Jonás a Tarsis; sino que apela a un Dios misericordioso en defensa de uno enojado y justo, o sea que va de El a El mismo, la mujer que fue condenada por el rey Felipe va «del Felipe borracho al Felipe sobrio». Pero David va de una característica, la justicia, a otra, la misericordia. Archibald
Symson
Porque desfallezco. No arguyas tu bondad o tu grandeza, sino que has de apelar a tu pecado y tu pequeñez. Un sentido de pecado había abatido el orgullo del Salmista, había eliminado su jactanciosa fuerza, de modo que se hallaba débil incluso para obedecer la ley, débil a causa de la aflicción que sentía, demasiado débil, quizá, para echar mano de la promesa. «Desfallezco». El original puede traducirse como «Caigo sin fuerzas», como se marchita una planta con tizoncillo.C. H. S.
Al presentarte delante de Dios, el argumento más poderoso que puedes usar es tu necesidad, tu pobreza, lágrimas, miseria, impotencia y confesarías delante de El, lo cual te abrirá la puerta y te proveerá de todas las cosas que El tiene. El mendigo echado muestra sus llagas a la vista del mundo para moverles a, compasión. Así deploremos nuestras desgracias ante Dios, para que El, como el compasivo samaritano, a la vista de nuestras heridas, pueda ayudarnos a su tiempo debido. Archibald Symson
Oh Señor, sáname, porque mis huesos se estremecen. Su terror había aumentado tanto que sus mismos huesos se estremecían; no sólo sentía estremecimientos en la carne, sino en los huesos; las columnas del edificio humano estaban temblando. ¡Ah!, cuando el alma tiene el sentimiento de pecado, basta con él para que los huesos se estremezcan; basta para que se ericen los cabellos de su cabeza, y pueda ver las llamas del infierno debajo, un Dios enojado arriba y el peligro y la duda que le rodean. C. H. S.
El término huesos algunas veces se aplica literalmente al cuerpo humano de nuestro Señor, al cuerpo que colgó de la cruz. A veces también ha hecho referencia al cuerpo místico, la iglesia.
En algunos pasajes se aplica al alma y no al cuerpo, al hombre interior del cristiano individual.
Entonces implica la fortaleza del alma, el coraje animoso que la fe en Dios da al justo. Este es el sentido en el que se usa en el segundo versículo de este Salmo. Agustín, Ambrosio y Crisóstomo Vers. 3. Mi alma también está muy turbada. El alma está turbada, lo cual es el mismo centro de la turbación. C. H. S.
Los compañeros de yugo en el pecado son los compañeros de yugo en el dolor; el alma es castigada por dar los informes; el cuerpo, por la ejecución; tal como el que informa y el que ejecuta, la causa y el instrumento, el que azuza al pecado y el ejecutor del mismo son castigados. John Donne
Y Tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Esta sentencia termina abruptamente, porque las palabras fallan y la pena ahoga el poco consuelo que había asomado.
La exclamación favorita de Calvino era «Domine usuequo»: ¿Señor, hasta cuándo?» Y éste debería ser el clamor de los santos que esperan la gloria milenial. ¿Por qué los carros del Señor tardan tanto en venir?; Señor, ¿hasta cuándo? C. H. S.
En esto hay tres cosas que hemos de observar; primero, que hay un tiempo designado que Dios ha medido para las cruces de todos sus hijos, antes de cuyo tiempo no serán librados, y que deben esperar con paciencia, no pensando en prescribir a Dios el tiempo para su liberación o limitar al Santo de Israel. Los israelitas permanecieron en Egipto hasta que completaron el número de cuatrocientos treinta años. José estuvo tres años y algo más en la cárcel, hasta que llegó el tiempo designado para su liberación. Los judíos permanecieron setenta años en Babilonia. Dios conoce el tiempo conveniente para nuestra humillación y nuestra exaltación.
Luego, vemos la impaciencia de nuestra naturaleza en nuestras desgracias; nuestra carne todavía se rebela contra el Espíritu, que con frecuencia se olvida de sí misma hasta el punto de entrar en argumentaciones y altercados con El, como leemos de Job, Jonás, etc., y aquí también de David.
En tercer lugar, aunque el Señor demora su venida para aliviar a sus santos, con todo, tiene su causa si queremos considerarla; porque cuando estábamos en el calor de nuestros pecados, muchas veces El clamaba por la boca de sus profetas y siervos: «Oh insensatos, ¿hasta cuándo seguiréis en vuestra locura?» Y nosotros no queríamos escuchar; y, por tanto, cuando estamos en el calor de nuestros dolores, pensando que cada día es un año hasta que somos librados, no es de extrañar si Dios no nos escucha; consideremos la forma justa en que Dios nos trata; que cuando
El nos llamaba, nosotros no queríamos escuchar, y ahora nosotros clamamos y El no nos
escucha. A. Symson
Vers. 4. Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma. Dijo un antiguo matemático que podía hacer mover el mundo si se le daba una palanca suficientemente grande y un punto para apoyarla. Así también, cuando una petición ha alcanzado a Dios, obra sobre Dios, mueve a Dios, prevalece para con Dios enteramente para todo. David, pues, teniendo este punto de apoyo que es Dios, se acerca más a Dios; pasa de la deprecación a la petición; no sólo que Dios no haga nada en contra de él sino que quiera hacer algo en favor suyo. John Donne
Sálvame por tu misericordia. Si apelamos a la justicia, ¿qué Podemos decir? Pero si apelamos a la misericordia podemos todavía clamar, a pesar de la inmensidad de nuestra culpa: «Sálvame, por tu misericordia.» C. H. S.
Observa que con frecuencia David invoca el nombre de Jehová, que el que se indica cuando se usa el nombre Señor en mayúsculas. En cuatro versículos lo usa cinco veces. ¿No es esto una prueba de que el glorioso nombre está lleno de consolación para el santo atribulado? C. H. S.
Vers. 5. Porque en la muerte no queda recuerdo de Ti; en el Seol,¿quién te alabará? Es por la gloria de Dios que es salvado el pecador. La misericordia honra a Dios. C. H. S.
Vers. 6. Me he consumido a fuerza de gemir. El pueblo de Dios puede gemir, pero no puede refunfuñar. C. H. S.
Puede parecer un cambio maravilloso en David, siendo un hombre de una mente tan grande, que se vea así abatido y deprimido. ¿No prevaleció contra Goliat, contra el león y el oso, con su fortaleza y magnanimidad? Pero ¡ahora está sollozando, suspirando, llorando como un niño!
Cuando los hombres y las bestias están frente a él, David es más que vencedor; pero cuando tiene que entendérselas con Dios, contra el cual ha pecado, queda reducido a menos que nada.
Todas las noches inundo de llanto mi lecho. Riego mi cama con mis lágrimas; o sea, inundo de lágrimas mi cama. Así como la mujer con el flujo de sangre que tocó el borde del vestido de Cristo no fue menos bien recibida por Cristo que Tomás, que puso sus dedos en la marca de los clavos, así Dios no mira la cantidad, sino la sinceridad de nuestro arrepentimiento.
Vers. 6, 7. Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de mis angustiadores. La convicción de pecado a veces tiene tal efecto sobre el cuerpo que incluso los órganos externos tienen que sufrir. C. H. S.
Mis angustiadores o enemigos. Si un hombre no tiene la gracia consigo, Satanás no tiene mucho interés en él; pero si está lleno de gracia, como del amor de Dios, su temor y otras virtudes espirituales, puede tener la seguridad de que Satanás sabe que esto está en él, de modo que no dejará de intentar robárselas si puede. Archibald Symson
Vers. 8. Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad. El arrepentimiento es una cosa práctica. No basta lamentar la profanación del templo del corazón; hemos de azotar a los que compran y venden y derribar las mesas de los cambistas. Un pecador perdonado va a aborrecer los pecados que costaron al Salvador su sangre. C. H. S.
Que los miembros de la iglesia no tengan demasiada familiaridad con los pecadores
impenitentes. Sé que el hombre es una criatura sociable, pero esto no excusa a los santos a ser descuidados en la elección de sus compañías. Lewis Stuckley
Los malvados son llamados «hacedores de iniquidad» porque están dispuestos a pecar. Tienen una fuerte inclinación en el espíritu para hacer lo malo, y lo hacen a conciencia, no a medias; no un poco aquí y un poco allá (como es posible que lo haga el hombre bueno), sino que lo engullen en grandes cantidades; están llenos de él y lo hacen plenamente; lo hacen en cantidad, y son «hacedores de iniquidad». Jos. Caryl
Porque Jehová ha oído la voz de mi llanto. ¿Habla el llanto? ¿En qué lenguaje expresa lo que dice? Pues en esta lengua universal que es conocida y entendida en toda la tierra, incluso en los cielos arriba. El llanto es la elocuencia de la pena. Aprendamos a pensar en las lágrimas como oraciones líquidas, y en el llanto como una intercesión constante e insistente que se abrirá paso directamente hasta el mismo corazón de la misericordia, a pesar de las dificultades y obstáculos que se interpongan en su camino. C. H. S.
No es tanto el ojo lleno de lágrimas que Dios respeta como el corazón contrito; con todo, no me atrevería a detener las lágrimas del que llora. Dios estuvo mirando las lágrimas de Ezequías (Isaías 38:5): «He visto tus lágrimas». Las lágrimas de David eran músicas a los oídos de Dios. T. Watson
El lloro tiene una voz, y como la música sobre el agua suena a mayor distancia y más
armoniosamente que sobre la tierra, así también las oraciones, unidas a las lágrimas, claman más alto a los oídos de Dios, y suenan más dulces que cuando están ausentes las lágrimas.
Spencer, Cosas nuevas y viejas Tal como Dios ve el agua de la fuente en las venas de la tierra antes de que burbujee sobre su faz, también ve Dios las lágrimas en el corazón del hombre antes de que asomen a sus ojos. John Donne
Bien decía Lutero: «La oración es la sanguijuela del alma que succiona el veneno y la hinchazón de la misma.» Bernardo dijo: «¡Con qué frecuencia la oración me ha hallado casi desesperado, pero me ha dejado triunfante y seguro del perdón!» C. H. S.
Vers. 9. Jehová ha escuchado mi ruego. Ha acogido mi oración. Aquí hay una periencia pasada usada para el aliento futuro. El ha escuchado, El escuchará. C. H. S.
Vers. 10. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; retrocederán y serán avergonzados de repente. Los romanos acostumbraban a decir: «Los pies de los dioses vengadores van calzados de lana.» Con pasos sin ruido se acerca la venganza a su víctima y, de súbito y de modo abrumador, la destruye de un golpe. Si esto fuera una imprecación, hemos de recordar que el lenguaje de la antigua dispensación no es el de la nueva. Nosotros oramos por nuestros enemigos, no contra ellos. C. H. S.
domingo, 11 de julio de 2010
NECESIDAD DE SER ESCUCHADOS

Frecuentemente mucha gente se contacta y dice: “No tengo a nadie con quien hablar, a nadie con quien compartir mi carga, a nadie que tenga tiempo para escuchar mi clamor. Necesito a alguien a quien le pueda abrir mi corazón”.
El rey David estaba constantemente rodeado por personas. Estaba casado y siempre había alguien a su lado. Aun así, escuchábamos el mismo clamor de él: “A quien iré”. Está en nuestra naturaleza, el necesitar a otro ser humano, con rostro, ojos y oídos, que nos escuche y nos aconseje.
Cuando Job estuvo abrumado por sus problemas, clamó con pena, “¡Quién me diera quien me oyese!” (Job 31:35). Él pronunció este grito mientras estaba sentado con quienes decían llamarse sus amigos. Aquellos amigos no tenían compasión por sus problemas; de hecho, eran mensajeros de la desesperanza.
Job sólo acudió al señor: “Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, y mi testimonio en las alturas… Mas ante Dios derramaré mis lágrimas” (Job 16:19-20).
David le dice al pueblo de Dios que haga lo mismo: “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmos 62:8).
Eventualmente, el sufrimiento nos llega a todos nosotros, y ahora mismo, multitudes de santos están encadenados por aflicciones. Sus circunstancias han tornado su gozo en sentimientos de impotencia e inutilidad. Muchos se preguntan en su dolor, “¿Por qué me está pasando esto? ¿Está Dios enojado conmigo? ¿Qué he hecho mal? ¿Por qué no responde mis oraciones?
Yo creo en mi corazón, que esta palabra es una invitación del Espíritu Santo para que usted encuentre un lugar privado, en donde pueda frecuentemente derramar su alma al Señor. David “derramó sus quejas”, y usted también puede hacerlo. Puede hablarle a Jesús acerca de todo: Sus problemas, sus pruebas presentes, su economía, su salud, y decirle cuán abrumado está, inclusive cuán desalentado se siente. Él lo escuchará con amor y simpatía, y no menospreciará su clamor.
Dios le respondió a David; le respondió a Job. Y por siglos ha respondido el clamor de todos aquéllos que han confiado en sus promesas. Él ha prometido escucharlo y guiarlo. Él ha prometido por juramento que será su fuerza, así que usted puede ir a Él y salir renovado.