La adoración que glorifica a Dios
Salmo 95
Dios nos creó para adorar, y ha puesto esta inclinación en cada corazón. Si las personas no adoran a su Creador, centrarán su devoción en algo o alguien más. Por eso hay tantas religiones en el mundo.
Como cristianos, podemos suponer que, dado que el Dios nuestro es el de la Biblia, debe estar satisfecho con la adoración que le rendimos. Pero puede que no sea el caso. Hebreos 9 se refiere al antiguo pacto, en el que el Señor dio instrucciones muy precisas acerca de cómo acercarse a Él.
Aunque ahora tenemos acceso directo al Padre mediante Jesucristo, debemos adorarlo de maneras que lo glorifiquen.
Si queremos adorar a Dios en verdad, debemos evitar las siguientes trampas:
Conocimiento incorrecto de Dios. Si hemos imaginado a Dios de acuerdo con nuestros deseos, entonces nuestra adoración no tiene valor. Por eso es tan importante conocer al Señor como se ha revelado Él en su Palabra.
Adoración de labios. Cuando nuestros corazones están lejos de Dios, podemos adorarle de forma mecánica, sin pensar en lo que decimos o cantamos.
Enfoque equivocado. Si venimos a la iglesia solo para tener una experiencia emocional placentera, no comprendemos el verdadero sentido de la adoración.
La adoración tiene que ver con honrar, reverenciar y adorar a Dios con todo nuestro ser: mente, voluntad y corazón.
El Salmo 95 es un cántico maravilloso de alabanza. Pero el salmista incluyó una advertencia para no ser como los israelitas en el desierto, que erraron en sus corazones y no conocieron los caminos de Dios (Salmo 95.10). En vez de eso, que nuestro deseo sea conocer a Dios para glorificarlo con nuestra adoración.