Dejar a un lado la procrastinación
Hechos 24.24-27
A algunas personas les gusta decir que son “procrastinadores de nacimiento”, (concepto de moda). Pero, según la Biblia, eso es inaceptable. El postergar las responsabilidades es una forma de esclavitud, y Dios no nos creó para estar esclavizados.
La procrastinación tiene dos causas reales. La primera es la “evasión de la incomodidad”. Muchas personas posponen el ponerse en acción por angustia o incomodidad, como en el pasaje de hoy; por el temor que le produjo la disertación de Pablo acerca de la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix despidió al apóstol. La segunda causa para procrastinar es la inseguridad. Si nos consideramos incompetentes para realizar una tarea, podemos decidir no comenzarla.
En nuestra vida espiritual, a veces posponemos la lectura de la Biblia porque Dios saca a la luz asuntos que necesitamos encarar. Problemas como el orgullo o la culpa pueden ser incómodos de enfrentar, pero esquivarlos bloquea los planes de Dios para nuestra vida.
Si postergamos la acción, podemos preocuparnos por la posibilidad de fracasar o por temor a cometer un error. Entonces tendemos a sentirnos sin creatividad y energía para emprender las tareas que debemos realizar. Pero posponer lo que Dios nos manda a hacer es lo mismo que desobedecerlo.
La procrastinación no es un asunto de chiste. ¿Tiene usted la tendencia a posponer la realización de las cosas? Identifique los aspectos de su vida donde tenga problemas en cuanto a esto, como también los sentimientos que los acompañan. Luego, confiese su negligencia al Padre celestial, y confíe en el poder de Él para enfrentar lo que tenga que hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario