El anhelo de conocer a Cristo
Filipenses 3.3-11
Muchas personas saben los hechos fundamentales de la vida del Señor, pero pocas lo conocen a Él personalmente. Están tan ocupados en sus actividades e intereses, que rara vez piensan en Cristo hasta que surge una situación desesperante.
Pero quienes conocen al Señor íntimamente, lo hacen su prioridad absoluta, y todas las posesiones, logros, o intereses, carecen de valor cuando los comparan con el hecho de conocerle. Considere los resultados de hacer de Cristo lo más importante en su vida (Fil 3.8-10):
Un hambre cada vez mayor: “para ganar a Cristo”. Aunque Pablo tenía una relación maravillosa con el Señor, su mayor deseo era conocerle más.
Una vida transformada: “la justicia que es de Dios”. Cuanto más conozcamos a Cristo, más exhibiremos su justicia.
Un poder mayor: “el poder de su resurrección”. El poder del Espíritu fluye a través de quienes se relacionan estrechamente con el Señor Jesús.
Una nueva perspectiva: “la participación de sus padecimientos”. Cuando entendemos a Cristo, vemos sus bendiciones mediante nuestros sufrimientos.
Una vida victoriosa: “llegando a ser semejante a él en su muerte”. El verdadero creyente se considera muerto a los pecados que una vez dominaron su vida.
¿Anhela usted conocer a Cristo, o es su relación con Él superficial? Los creyentes no debemos permitir que los placeres, los problemas y las responsabilidades de este mundo nos roben el tesoro de conocer a Cristo. Es hora de contar todo como pérdida, y de seguir adelante con Cristo.
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