sábado, 2 de septiembre de 2017

Las recompensas de pasar tiempo con Dios


Las recompensas de pasar tiempo con Dios

Leer | Salmo 63.1-8
Comunicarse con Dios es siempre una bendición, pues el creyente que pasa tiempo a solas con el Padre celestial puede esperar grandes recompensas. Por ejemplo, los salmos del rey David hablan a menudo de la paz de su alma y de las energías renovadas que experimentaba por su tiempo en la presencia de Dios. Nuestro espíritu se aquieta con la oración, de modo que la preocupación y la frustración se mitigan. Cuando el Señor nos renueva interiormente, podemos sentir que desaparece la tensión de nuestros músculos. Ni siquiera el poeta David puede explicar cómo sucede, pero la adoración al Señor resulta en nuevas energías en nuestro ser.
Y como si eso no fuera suficiente, nuestras emociones sufren el mismo efecto. Luego de salir del trabajo, termino agotado. Sin embargo, he descubierto que la cura perfecta es sentarme con la Palabra, y pedirle al Señor una renovada sensación de su presencia y de su amor.
A pesar de las grandes recompensas que resultan de pasar tiempo en la presencia de Dios, muchos cristianos evitan hacerlo –especialmente cuando están tratando de ignorar el pecado de sus vidas. Por eso hay que recordar que el Señor está resuelto a purificar nuestros corazones para que podamos ser conformados a la imagen de su Hijo.
De manera que, el deseo de hacer frente a cualquier cosa que ponga estorbos a nuestra conexión con el Padre celestial, llevará a una relación personal más íntima con Él, y traerá muchas otras bendiciones. El tiempo invertido en su presencia siempre es recompensado.

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