viernes, 27 de septiembre de 2024

La rendición personal de cuentas

La rendición personal de cuentas
Romanos 14.12


Si usted no tiene a alguien a quien rendirle cuentas de sus acciones, entonces se está perdiendo de uno de los mejores regalos de la vida. La Biblia nos dice que el Señor Jesús rendía cuentas al Padre celestial (Jn 8.28, 29); la iglesia está sujeta a Cristo (Ef 5.24); y Pablo se sentía responsable ante la iglesia de Antioquía (Hch 14.27).

Cuando tenemos a alguien con quien compartir nuestros fracasos, debilidades, aciertos y anhelos, nos beneficiamos de muchas maneras.

Con nuestra rendición de cuentas a un hermano en la fe, desarrollamos un sentido de responsabilidad que conduce a un mejor desempeño en todo lo que hacemos. Dar cuentas a nivel personal fomenta la integridad y nos protege del mal uso de nuestra libertad.

Además, aprender a examinarnos a nosotros mismos y a evaluar a otros nos protege de relaciones insanas y nos mantiene tomados de la mano de Dios, lo cual nos ayuda a madurar.

Puesto que un confidente puede ver nuestros puntos ciegos y debilidades, está en una buena posición para aconsejarnos, alentarnos o reprocharnos con amor. Para escoger la persona adecuada, hay que buscar un creyente lleno del Espíritu Santo dispuesto a dar dirección santa basada en la Palabra de Dios. Asimismo, necesitamos rendir cuentas a una persona que nos acepte y nos ame tal como somos, pero que también tenga la valentía de encararnos cuando estemos equivocados. Es importante encontrar a alguien que realmente vele por lo que más nos conviene.

Entonces, ¿dónde encontrar una persona así? En el banco, en la iglesia o entre sus amigos. Comience a orar hoy por alguien a quien rendir cuentas, y pídale a Dios que le muestre claramente a la persona correcta.

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