El servidor José
Leer | Génesis 37.1-17
La historia de José es una de mis favoritas de la Biblia. Lo menciono con frecuencia porque hay mucho que aprender de este exitoso joven. Efectivamente, su juventud es una lección importante en sí misma, y el pasaje de hoy revela dos de sus cualidades de carácter que debemos tratar de emular.
Primero, demostró un espíritu de servicio a temprana edad. En cada conversación de José con su padre o con sus amos, él encarnaba la imagen misma del respeto y la disciplina. El joven nunca actuó en contra de quienes tenían autoridad sobre él; por el contrario, se afanaba continuamente por servir a los demás.
Vale la pena señalar que José tenía alrededor de 17 años de edad en Génesis 37. La adolescencia es un tiempo en que los jóvenes de cualquier época son propensos a la venganza y al egoísmo. Sin embargo, es claro que este joven fue enseñado desde temprana edad a servir a los demás.
Segundo, José entendió a edad temprana que Dios controlaba su vida. ¿De qué otra manera puede explicarse su incesante búsqueda de la excelencia? A pesar de todo lo que le sucedía, José recordaba las visiones divinas que el Padre celestial había puesto en su corazón en sus años de adolescencia (Gn 37.5-9). Estaba convencido de que había un plan para su vida, y de que, de alguna manera, en algún momento, Dios le revelaría cuál era.
Ya sea que usted tenga 17 ó 77 años de edad, las lecciones de la vida de José son valiosas. Nunca es demasiado tarde para aprender el arte de servir o de reconocer el plan perfecto de Dios. Mejor aun, nunca es demasiado tarde para ayudar a alguien a descubrir estas cosas.