La clave para el contentamiento
Filipenses 4.6-7
Mientras se encontraba
preso, Pablo escribió preciosas palabras acerca de la suficiencia de Cristo.
Tenemos la tendencia de acompañar la idea del goce (o contentamiento) con
vacaciones en la playa o en la montaña, pero el apóstol escribió que no debemos
estar ansiosos en ninguna circunstancia, porque tenemos la paz del Señor.
El contentamiento es el
patrimonio del creyente. La paz es parte del fruto espiritual que nos pertenece
cuando ponemos nuestra fe en el Salvador (Gá 5.22). El pasaje de hoy lo
describe como una paz interior que sobrepasa todo entendimiento (Fil 4.7). Jesús experimentó el
conflicto con una sensación de paz interior; y gracias a su Espíritu que mora
en nosotros, esa paz asombrosa pertenece también a los hijos de Dios, incluso
en los momentos en que nos encontramos con problemas que no tienen solución
terrenal.
He aquí la otra cara de la
moneda: “No hay paz para el malvado, dice el Señor” (Is 48.22 NVI). La cultura moderna
llama malvado a quien comete las acciones más viles, pero la definición de Dios
es mucho más amplia. Malvado es quien deliberadamente rechaza el derecho que
tiene Dios de perdonar sus pecados y de tener el señorío sobre su vida. Si
usted no le ha entregado su vida a Cristo, no es capaz de experimentar el
contentamiento real y duradero.
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